Las horas despejadas

Sobre el libro

Las horas despejadas son dos libros en uno. La parte homónima recoge poemas escritos con la mirada y el ánimo puestos en la isla de Cerdeña. Unos poemas que tienen su primera inspiración en dos fuentes previas, ajenas al autor —la fotógrafa sarda, Marina Anedda, y el escritor alemán, Ernst Jünger— a las que se suma posteriormente la propia experiencia del poeta como viajero por la isla, en numerosas ocasiones a lo largo de los últimos años. Marina Anedda realizó un hermoso trabajo fotográfico de la costa de Villasimius a partir de los textos que Ernst Jünger escribiera en sus diarios, después de sus visitas a esta zona de la isla en los años 50 del pasado siglo. Con estos tres ingredientes —imagen fotográfica, diario autobiográfico y experiencia personal— fueron concebidos los poemas que integran esta parte del libro.

El otro conjunto, Poemas Gao, parte también de esta especie de doble motivación: pictórica y literaria en este caso. Gao, se refiere al autor chino Gao Zingjian, ganador del Nobel de Literatura en el año 2000 y autor, entre otras, de una novela magnífica, La montaña del alma —descripción de un periplo geográfico y mental (de nuevo, el viaje) por la china rural en busca del propio yo— y de una obra pictórica muy sugerente, y que se pudo contemplar en el MNCARS de Madrid hace ya unos años. A partir de la lectura de la novela y del disfrute detenido de las tintas que se pudieron ver en Madrid, surgen estos poemas como la personal respuesta del autor a las cuestiones que una y otras suscitaran en su ánimo.

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Sobre el autor

José F. Megías ha realizado estudios de Magisterio (UCM), Filología Semítica (UCM) y Filosofía (UNED); ha trabajado como fotógrafo, mozo de almacén, traductor, vigilante de evacuatorios, profesor de español para extranjeros y, en la actualidad, es uno de los conserjes del Colegio Público "Manuel Sáinz de Vicuña" en el barrio de Moratalaz de Madrid. Lleva escribiendo poesía desde hace ya casi 30 años, asumiendo ya que se trata de una actividad que le acompañará mientras viva; con sus pausas, eso sí, sus largos letargos y sus raros periodos de frenesí, pero siempre vigente y necesaria.

Por qué hay apoyar este libro

Porque la poesía es necesaria.

Porque la poesía rescata del olvido y presenta ante la mirada ángulos del paisaje, matices del rostro y la conciencia humana, combinaciones, luces y sombras, gritos y silencios, que si no fuera por la palabra pronunciada quedarían al margen: ignorados, mudos y ciegos para todos.

Porque tras lo más evidente late un sinfín de sorpresas; un despliegue de imágenes inusitadas que nos descubre que en una gota de agua cabe el universo siempre cambiante, siempre recién descubierto. Las horas despejadas ponen su beso de sombra sobre el reloj de sol, como una admonición de que el límite impuesto a todos ha de invitarnos a vivir con pasión ilimitada. Y esto es también la poesía: pasión. Por eso hay que apoyar este libro; porque lo anima la pasión.

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