«Marisa la noGallega»

Calla, no remuevas la herida... Eran otros tiempos... Justo, de Rozalén

Y allí estaba, en su butaca tapizada, con su pañuelo rosa a juego con su bata y su café con pan de media tarde. Miraba a un punto fijo, como si estuviese viajando a otra dimensión.
Así era ella, Marisa la Extremeña, mejor dicho, la no Gallega. Casi se podría decir que me he criado con ella debido al trabajo de mis padres (ambos comerciales y con viajes cada semana) y creo que ese ha sido uno de los mejores regalos que la vida me ha podido dar. Ningún niño podrá aprender nunca en ningún colegio tanto como escuchando a susmayores.

Un día, vi que estaba cantando una canción, pero lo hacía muy bajo. Yo solo entendía "ay, gallego, gallego de mi alma...". Ese día no le di mayor importancia, pero a la mañana siguiente, al volver del colegio, mientras me preparaba la comida, volví a escucharla...

-Yaya, ¿qué cantas?
-Tonterías...
-Pero abuela, a mí me gusta... ¿Quién era el gallego?
-Fue... Fue tu abuelo...

Y yo, con el susto, me caí de la silla. 

En ese momento, me contó que se había enamorado de un gallego que había hecho la mili en el pueblo vecino. Se enamoraron y ella se quedó embarazada, pero él la abandonó cuando conoció la noticia... Mi abuelo era el extremeño, aunque creo que mi abuela hubiese preferido ser la Gallega... Bueno, el que creía que era mi abuelo... Entonces unos meses después conoció al que yo siempre he llamado abuelo, y le contó que estaba embarazada de otro hombre, pero a él no le importó y le puso al niño (mi padre) sus apellidos, algo poco común en la época.

Me hizo prometer que nunca le contaría a nadie esta historia, pero...