Este texto es un fragmento de

Infancia sin patria en una guerra mundial

David del Campo

Lawrence de  Arabia, altos secretos, grafitis y una Ministra española 

172 kilómetros de baldas albergan entre otras cosas 50.000 volúmenes de historia medieval en la biblioteca de Oxford. Dice la leyenda que leerlos todos ocupó seis años a Thomas Edward Lawrence (Lawrence de Arabia). Durante esa lectura se preparó para no dejar de soñar o buscar aventuras hasta el último de sus días. Ambas razones juntas explican en parte la personalidad y su biografía sobre todo al leer “Los siete pilares de la sabiduría” donde se relata su experiencia militar y humana durante la guerra de británicos, franceses y árabes contra turcos y alemanes, en tiempos de la Primera Guerra Mundial. Un libro que radica su título en el libro de los Proverbios. Texto que comparte el cristianismo entre el libro de los Salmos y Eclesiastés, y dentro de la Biblia judía entre los libros de Job y Rut. Su posible y principal autor es el rey Salomón.

La guerra civil que asola Siria desde 2011 comienza en Deraa el mismo lugar donde T.E Lawrence es apresado, en 1917, por entonces ciudad del imperio turco. Un año después se logra la conquista de Damasco y la derrota definitiva del imperio otomano (turco). Para lograr la paz entonces se prometió que habría un reino árabe único en la región. Promesa que se incumplirá de forma obscena por parte del Reino Unido y Francia durante la Conferencia del Cairo de 1921. Todo lo que ocurre hoy en la región (Palestina, Irak, Irán, Turquía y por supuesto Siria) tiene su origen aquí. Conviene entender que ese reparto y división de la región en numerosos e irracionales protectorados (británicos y franceses) bajo mandatarios o reyes de cartón es origen y causa de toda la inestabilidad y violencia que ha sucedido a la región durante casi 100 años. Igualmente, la nueva configuración de países y fronteras ignorando etnias, religiones, culturas e identidades ha sido caldo de cultivo de inestabilidad, violencia y conflictos desde entonces. También recordar que este acuerdo secreto fue posible bajo la “autorización” de la Rusia aún en esas fechas en período pre-soviético. Diferentes cartas firmadas durante el mes de mayo de 1916 así como un mapa firmado por ambos negociadores decidía de forma secreta la nueva configuración de la región.

Nada mejor que una parte de una de las cartas para entender el cómo y el qué de este acuerdo:

Sir Edward  Grey to Paul Cambon, 16 May 1916:

I have the honour to acknowledge the receipt of your Excellency’s note of the 9th instant, stating that the French Government accept the limits of a future Arab State, or Confederation of States, and of those parts of Syria where French interests predominate, together withcertain conditions attached the reto, such as they result from recent discussions in London and Petrograd on the subject.

I have the honour to inform your Excellency in reply that the acceptance of the whole project, as it now stands, will involve the abdication of considerable British interests, but, since His Majesty’s Government recognise the advantage to the general cause of the Allies entailed in producing a more favourable internal political situation in Turkey, they are ready to accept the arrangement now arrived at,  provided that theco-operation of the Arabs is secured, and that the Arabs fulfil the conditions and obtain the towns of Homs, Hama, Damascus, and Aleppo.

Leer esa carta de hace 100 años, verbalizar esas ciudades al tiempo que hoy leemos la prensa o vemos los informativos donde Siria, o ciudades como Damasco o Aleppo forman parte de la banda sonora informativa diaria pudiera parecerse a una regresión temporal. Mismos actores, países, intereses y también las mismas consecuencias. Violencia y guerra en la región de forma casi permanente durante 100 años. Si algo deberíamos haber aprendido en estos 100 años es que las decisiones políticas (y de guerra) sobre países, gobiernos y territorios tomadas desde lejos y sin tener en cuenta la realidad se traducen en dolor y en terribles y enormes consecuencias sobre seres humanos.

Una guerra que cuenta por cientos de miles los muertos, donde la fuente más prudente señala que en agosto de 2016 había contabilizadas 301.781 muertos de los que al menos15.099 eran menores de edad. Por el lado de refugiados en ese mismo mes de agosto de 2016 hay registrados por ACNUR 4.806.762 refugiados fuera de Siria en países vecinos, de los que 2,548,450 son menores de edad. ERs la mayor población refugiada generada por cualquier guerra en sólo unos años. Estos millones de refugiados se encuentran principalmente em Turquía con 2.7 millones, Líbano con 1 millón, Jordania con casi 700.000 y el resto en Irak y Egipto

A la mirada de la guerra en costes humanos de muertos, refugiados y desplazados hay que añadir los daños económicos, la economía Siria ha retrocedido 25 años. Por otro lado el daño sobre la educación que ha pasado de ser uno de los países con tasas de escolarización más alta, con cifras cercanas al 95% a que hoy 2.8 millones de niños no pueden ir a la escuela o 1 de cada 4 escuelas están destruidas. Si miramos la esperanza de vida, el colapso económico y la destrucción del país ha hecho caer en 20 años la esperanza de vida, estando más cerca de ser un país de la región subsahariana que de Oriente Próximo.

Si andamos y miramos hacia atrás veremos que la región, no sólo Siria, está dividida y repartida a través de un acuerdo (entonces) secreto conocido como “Acuerdo Sykes-Picot” que no era (y es hoy) otra cosa que un pacto para controlar entonces lo que hoy conocemos como Oriente Próximo. Este acuerdo constituye y configura la región como hoy la conocemos. Tal y como sale en los mapas de Google. Definió fronteras de Siria e Irak. También ese reparto es la semilla del conflicto entre Israel y el pueblo palestino. Este acuerdo era entonces una puñalada en la espalda a las promesas hechas a los diferentes pueblos árabes por T. E. Lawrence por haberse aliado a los británicos en contra del Imperio otomano, puñalada que hoy aún sigue sangrando. Precisamente hoy uno de los objetivos del Estado Islámico es dejar sin efecto ese acuerdo Sykes-Picot, hacer saltar por los aires esas fronteras “occidentales” que nada tienen que ver con su historia real. Derrumbar los planes del cristiano occidente para construir la gran nación árabe.

Por tanto, no es atrevido decir que el Estado Islámico (entonces la gran nación árabe soñada y prometida) regresa al mismo campo de batalla 100 años después. Una guerra que va más allá del mero diseño geográfico de países. Se trata de algo más profundo y de largo plazo. Ignorar que aquellas naciones o pueblos árabes de entonces hoy se llaman Turquía, Arabia Saudí, Irán o Qatar sería no querer entender nada. También en el otro lado siguen estando Francia y Reino Unido ahora con el liderazgo de Estados Unidos, así como la Rusia que sin ser ya comunista tiene en esta guerra mucho que ganar. No hay relato más favorable para las “guerras santas” y más generador de altísimas cotas de radicalismo. Y cuando el radicalismo se combate exclusivamente con más guerra el resultado de la ecuación es una línea ancha y permanente de muertes y dolor.

Si es preciso conocer los antecedentes históricos esto no garantiza ni entender la actual guerra que tiene en Siria ni tampoco explicar las consecuencias terribles en términos de vidas humanas, refugiados, destrucción del país y contagio regional de la inestabilidad y conflictos.

Esa complejidad empieza a transitar con unos chavales menores de 16 años en un muro de una pequeña población del sur de Siria, Daara, en la frontera con Jordania. Esos chavales hicieron unas pintadas en unas viejas paredes de su pueblo. Así comienza el viaje hacia una guerra que cuenta por millones los refugiados, por cientos de miles los muertos y que ha hecho saltar por los aires las complejas estabilidades de las relaciones entre los Estados Unidos y Rusia, o entre países árabes como Arabia Saudí e Irán. La guerra de Bashir de 15 años, autor del graffiti que escribía “It´syourturn, Doctor”, contra Bashar al-Ásad de 52 años, Presidente de la República Árabe de Siria.

Matizar que esta guerra no empieza con los grafitis. En marzo de 2011 no había bandos, ni grupos armados en Siria. Son la brutal respuesta policial a esos grafittis los que desencadenaron numerosas manifestaciones en el país similares a las que desde enero de 2011 tenían lugar bajo la categoría de “Primavera Árabe”. Mientras esas manifestaciones se veían en las redes sociales desde Washington a Moscú, pasando por Teherán o Rihad, sofisticados asesores que seguramente jamás han pisado Siria pensaron que impulsar con mayor fuerza las manifestaciones podía ser la lotería que permitirá hacer caer al régimen sirio a bajo coste. Por el contrario, los sofisticados asesores del Bashar al-Ásad intuyeron lo que pensaban sus homólogos a miles de kilométros y tomaron la rotonda de negar la mayor. Si no paramos esas manifestaciones aunque sea a sangre y fuego, nuestro destino se parecerá al de Túnez. Esta es la semilla de la guerra. Represión en forma de arrestos masivos y desapariciones en lugar de prudencia y diálogo con la población que reclamaba derechos y oportunidades.

Por entonces, ni siquiera el ejército sirio del régimen de Bachar al-Ásad había empleado a fondo su armamento. Detener 12 chavales que ninguno tenía más de 15 años por hacer un graffiti supuso la combustión de aires de cambio en el país provocaron en el Gobierno de Bashar al-Asad una respuesta desmesurada y brutalmente desproporcionada. Una respuesta más acorde con un estado de guerra que con un asunto de orden interno.

Una anécdota que explica esta irracionalidad es que esa misma semana, en concreto el mismo 15 marzo de 2011, fecha que sitúa el aniversario de la guerra de Siria, se encontraba en Damasco reunida con Bashar al-Asad la entonces Ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Gobierno de España, Trinidad Jiménez. Mientras la Ministra española estaba reunida con el Presidente de Siria cerca se producían las primeras y moderadas protestas bajo el grito de "¡Siria libre!". Tal fue la situación que la Ministra al ir a visitar la plaza de la mezquita obligó a los servicios de seguridad de Siria (la Ministra no tuvo conocimiento de ello) a despejar a la fuerza a esos pocos manifestantes. Cuando llegó la Ministra ya no quedaba ni rastro de la protesta. Regresó a España no percibiendo que su paseo por las calles de Damasco se producía durante el primer día de una guerra.

De hecho en la posterior rueda de prensa con su homólogo la Ministra española afirmaba que "El proceso de cambio en el mundo árabe es enormemente estimulante y abre grandes oportunidades",  y que era consciente de que "en cada país los ritmos son diferentes,  teniendo en cuenta sus propias circunstancias”. A su lado su homólogo sirio El Muallen señalaba que "Desde 1991 estamos aplicando un plan de reforma y apertura económica, y a lo largo de este año se conocerán pasos para el cambio político". 

Primer año de guerra

Formalmente el conocido como “Ejército Libre Sirio” (ELS), fue uno de los primeros grupos armados de esta guerra y comenzó su andadura en agosto de 2011. Detalles como que su líder (Riad al-Assad) tiene en su curriculum el haber sido coronel de la Fuerza Aérea Siria y que junto a el desertaron muchos más soldados que se opusieron a utilizar armas de fuegos contra los civiles que participaron en las manifestaciones del mes de marzo y abril de 2011. La versión más generosa es que el ELS surge como una autodefensa para proteger a los civiles. Esta afirmación es cierta en parte como cierto es que desde fuera de Siria se impulsó y apoyó la creación del ELS. Clave resulta el momento en el que el ELS deja de sus funciones de autodefensa de civiles para pasar a la ofensiva militar contra instalaciones oficiales del Gobierno de Siria.

Es lógico discrepar con la afirmación de si lo que ocurría en Siria en 2011 era una guerra. Por el contrario no admite negación que la guerra sea cual sea la fecha de su inicio o aniversario se configuró en 2011 como del mismo modo es inapelable que las primeras víctimas civiles también. Mientras en Siria se gestaba la guerra el primero de mayo de 2011, el presidente americano Barack Obama anunció la muerte de Osama Bin Laden, líder de Al-Qaeda, en Pakistán. Posteriormente en agosto de 2011 en Libia la guerra era una realidad y con ayuda de la OTAN grupos rebeldes libios tomaban Trípoli el 22 de agosto de 2011 y el 20 de octubre el Presidente de Libia, Muamar el Gadaffi fue ejecutado en plena calle.




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