Querido diario:
Día uno de mi nueva vida. hoy ¡POR FIN! ha acabado esta maldita guerra que nadie entiende y que no debió comenzar jamás. Lo primero que tengo que hacer es dar las gracias por haber sobrevivido, no ha sido nada fácil. Mi casa fue destruida la primera semana y tuve que irme con gente desconocida que me aceptaron sin más, hemos vivido hacinados y asustados, pero eso va a cambiar a partir de hoy. Todavía espero oír el ruido de los cazas, las bombas cayendo, disparos no muy lejanos, las alarmas avisando del bombardeo, pero solo oigo silencio. Un silencio tan extraño que creo que me he quedado sordo, todavía estamos sobrecogidos, aunque la radio ha dicho y gritado que la guerra ha terminado nos cuesta creerlo, ha sido demasiado tiempo.Lo primero que hay que hacer es asumirlo y después intentar recomponer los pedazos que se nos han caído, aunque nunca volvamos a ser los mismos. Volveré a lo que una vez fue mi casa, a ver si ha quedado algo en pie, nací allí, mis padres murieron allí hace años y es todo lo que tengo, eso y este diario que llevo encima siempre, por eso se salvó. Llevo escribiendo diarios desde que lo recuerdo, los demás han quedado sepultados en lo que fue la biblioteca, así como tantos libros leídos y otros por leer que no podré recuperar. Pero basta de lamentaciones, hoy debe ser un día alegre, la guerra ha terminado. Estoy oyendo algo, el silencio se ha ido, si son gritos de júbilo, de alegría ¡oigo hasta música! La gente está saliendo a las calles a celebrarlo, una fiesta espontánea sin convocatoria previa. Voy a unirme a ella, hoy celebraremos y descansaremos, mañana empezaremos a recomponer este mundo destruido por gobernantes sin razón.