Los dados trucados de Dios

Autor 2ª NOTA DESDE EL MAIZAL

Hoy han venido a visitarme Mario, Lluís y Morales. Lluís ha ido a buscarles al aeropuerto. Vive aquí al lado, en Zas. Han abierto la trampilla de la huerta para dejar entrar a los perros, que me han delatado.
Me han metido en casa y me han obligado a ducharme. Han quitado el muñeco que tenía puesto en la cocina. Morales estaba bastante cabreado, porque el Ministro le ha echado una bronca por abandonar la reunión en la que estaba; la de Seguridad Ciudadana, como ya os avancé ayer.
Se han ido hace pocos minutos, porque Mario y Morales tenían que volver a Madrid. Yo me he vuelto al maizal y ahora dejaré cargando el móvil y el ordenador. Tengo los brazos llenos de picadas de los insectos, que deben de ser mutantes como para poder soportar el "produto" que le echa Mino a la tierra.
Hoy tampoco va a llover. Espero que el tiempo aguante hasta que se acabe la promoción, más que nada para que no tenga que dormir en un lodazal. Estoy algo más tranquilo, pero he vuelto a poner el muñeco en la cocina, de espaldas a la ventana.

Autor 3ª NOTA DESDE EL MAIZAL

Esta noche ha llovido. Poco, pero ha llovido. La pistola está empapada y la he desmontado y secado. Cuando ha salido el sol me he acercado al gallinero para darles de comer a las gallinas. Me han cacareado todas ofendidas por mi falta de atención a sus necesidades. Las he dejado libres para que se busquen la vida por el terreno de la casa.
Los perros se han puesto muy contentos al verme y, sobre todo, cuando les he dado de comer a ellos también. Me he quedado sin comida para mí y se me está acabando el pienso de los perros.
No me atrevo a salir a pasear ni por el pueblo ni por el monte, pero mañana voy a tener que bajar a Baio a comprar.
Esta noche he soñado con Mara. Estaba de pie frente a mí, estática, hierática. Iba vestida como siempre, con esa falda tan horrible y con una rebeca de color indefinido sobre la blusa. Ha levantado un brazo señalándome y hablando sin abrir la boca.
-"Tú; tú me mataste".
He intentado decirle que fue un accidente, que recordase que fue un accidente, pero yo no dejaba de oír su voz en mi cabeza. Me he despertado y entonces es cuando he comenzado a sentir el agua de la lluvia sobre mi cuerpo.