Primer capítulo
Hay veces en las que acabas tan hasta los cojones de todo, tan harto de que nada salga como deseas, o esperas, o te venden los anuncios de coches de color rojo que brillan bajo un sol de justicia cerca de una playa caribeña, que te dices “joder, estoy harto de todo, de absolutamente todo”.
Son esos momentos en los que tus sueños parecen no llegar a ningún sitio, que se estancan en tus ilusiones y en tus ganas de no cansarte ni rendirte aunque topes con tantas paredes que acabas perdiendo la cuenta de ellas, y de las que solo sacas heridas que no ve nadie, ni siquiera tú en el espejo, pero que sientes cada vez que te miras en él, y te dices “no vas a llegar nunca, imbécil, no vas a llegar” y, en respuesta, sueñas de nuevo, y fantaseas y te ves delante de mucha gente diciéndoles el porqué de tu novela, el porqué de la idea y de cómo se te ocurrió y que estabas haciendo en ese momento.
Entonces, lo más importante, les dices cosas que no están escritas en tu obra y que te guardas solo para orar, solo para decirlas a la cara y tratar así que se metan más dentro de ellos de lo que jamás hará ningún libro.
Y pensando en todo esto, como yo hace 5 minutos, sales de la cama y te dices “escribe esto, desahógate y que le joda con todo”, y lo haces. Decides retrasar la paja de rigor de antes de irte a dormir y te sientas en tu solitario salón donde escupes esto y te dices: “oye, me está ayudando mucho esta mierda. De veras que sí” y entonces piensas en como llamarás a este revoltijo de palabras que vas a juntar para ayudarte a seguir soñando, a seguir creando sin pensar en todos los que no saben que existes pero que sabes que les gustarías, porque escribes influenciado por gente que ellos leen con devoción o porque, puedo señalaros a más de uno y a más de 10, están harto de que publiquen mierda que no vale ni el 0'005% de lo que te cobran en el Fnac, e ilusiona leer algo realmente raro.
Y te dices “creo que a esto lo llamaré -A Las Doce De La Noche Del Día De Mi Cumpleaños-” porque da la puta casualidad de que ves que es exactamente esa hora de ese día del año.
Entonces pones un 1 delante de toda esta introducción, solo porque odias los prólogos o las introducciones, y te dices que tienes que seguir haciéndolo. Que no debes parar.
Que cagarte en todo lo que no comprendes y convertirlo en palabras tampoco está tan mal.---