Este texto es un fragmento de

Cartas al desnudo

Celia González Revenga


COMO SI NADA


Cuántas veces me habrás visto rota por dentro

con el pecho a mil

la respiración entrecortada

y sin embargo he seguido como si no pasara nada.



UNA CAMA VACÍA


Soy de que me venga la inspiración un lunes a las 4 de la mañana, dando vueltas en la cama, tocando con la mano al otro lado, y comprobando que hace tiempo que no tengo compañía que me de calor o abrazo, ni despertares a base de lametazos, pidiendo a ladridos bajar abajo.



JUVENTUD


«Jodida juventud

que nos creemos que sabemos de todo

y en verdad no sabemos de nada»

Esta sería la típica frase

que me diría mi madre

cuando me intento pasar de lista y me pilla.


«Juventud divino tesoro»


Tan rápido llegas como te vas,

más intensa que ninguna,

tan destructora como tú sola.

Qué jodida eres, lo intenso que lo haces todo,

con tus lloreras de sábado

agarrada a un cubata de ginebra bien cargado

con un cigarro en la mano

filosofando con cualquier desconocido

de algo que probablemente no tenga sentido,

pero qué más nos da

si al día siguiente

cualquiera se acuerda de esa conversación random,

o del tío con el que estaba hablando.


Eres auténtica

de los pies a la cabeza,

capaz de enamorarme de cinco personas en el metro,

y revolucionarnos las hormonas

hasta volverlas locas.

Por no hablar de la dichosa regla,

que viene cuando menos te lo esperas,

y desaparece sin decir si tiene

billete de vuelta.


Soy consciente de que te tengo que exprimir al 200%

ya que una vez te vas

es para no volver jamás.

Si todo el mundo dice

que eres la mejor etapa,

por algo será.

Eso si, no tengas prisa,

tarda en decirme adiós,

que aun no estoy preparada

para hacerme mayor.




EN LLAMAS


Busco el culpable a todo este desastre.

El mechero que lo provocó todo.

La persona que prendió el fuego.

La mecha que comenzó a arder.

El detonante de marcarme como nunca antes.

Las llamas que no paran de arder.

Los expectantes que son incapaces de socorrer.

El humo que casi no deja ver.

El agua que sabe que no es suficiente para vencer.

Los resultados devastadores.

Las cenizas que nunca volverán a ser.




EL DELITO


Me dijiste que era mejor dejarlo así, pararlo cuando empezábamos a subir.

Cortarlo de raíz como si estuviéramos cometiendo un delito, y fuéramos los culpables de un crimen llamado «querernos».

Que sentir que amarme estaba mal, y mucho peor que después de todo me hubiera enamorado de ti.

La sociedad no nos hacía culpables, solo tú cabeza era la responsable de impartirnos la condena de separarnos, que hizo que, poco a poco, me fuera volviendo cada vez más loca intentando buscar una escapatoria a esta cárcel llamada «quiero pero no puedo».




VELOCIDAD


¿Alguna vez has intentado decir todo aquello que gritas por dentro, pero susurras al viento?

Sensaciones como salir de la mano juntos, subir el volumen porque esa es nuestra canción, y cantarla a voces como si no hubiera un mañana, mirarte a los ojos y preguntarte ¿qué pasa?, esperando un «nada» como respuesta, y que esa sea la excusa perfecta para robarte un beso de esos que te dejan con ganas de mil más, entonces aceleras, y pasas de sesenta a doscientos en un segundo, sin freno de mano, ni cinturón de seguridad, y en verdad no sabes muy bien por qué lo haces, pero es fácil, te sientes vivo, con ganas de comerte el mundo sin pensar en el golpe que vendrá después, porque quién sabe, lo mismo eres conductor de élite y no hay curva que se te resista.

Piensas que la carretera es una línea recta, pero hay veces que hay que arriesgar en las continuas subidas y bajadas, en los puertos de montaña y a la orilla de la playa, pero nunca dejes de ir a doscientos por pensar si la próxima curva tendrá el final que no nos merecemos.





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