Este texto es un fragmento de

Detrás de los horizontes

Simon Gfeller

Cuando vivía en Suiza, practiqué durante años kárate, un deporte que desde muy niño siempre me había gustado y que se me daba muy bien. También estuve en el ejército, como parte de la infantería de montaña de mi tierra, los Alpes Suizos. Tuve que dejar ambos, deporte y ejército, por una lesión de espalda: una hernia discal que me sigue acompañando todavía, pero con la que he aprendido a convivir aprendiendo qué movimientos y actividades me perjudican y cuáles me benefician. Sorprendentemente, no suelo tener problemas de espalda practicando running o entrenando para los Ultra Trails.

No tengo entrenador ni preparador físico. Prefiero gestionar mis propios entrenamientos y organizar mi calendario de carreras. Eso me hace sentir libre y me motiva: así me centro en los retos que yo mismo me propongo.

No voy al gimnasio desde hace años. Prefiero estar al aire libre en vez de estar en un sitio cerrado, enjaulado, y haciendo unos ejercicios que no me convencen y tampoco favorecen mi lesión de espalda. Hace cinco años que empecé a centrarme en correr y desde entonces me encuentro mejor. Me entreno tanto en montaña como en asfalto.

Me gustan varios deportes, pero nunca me había imaginado que precisamente practicaría ese deporte, el running, con tanta intensidad y motivación. La vida no deja de sorprenderte, y hay que enfrentarse a los nuevos retos con ganas y curiosidad, estar dispuesto a aprender y a descubrir cosas nuevas, y ser capaz de adaptarse a situaciones aún no conocidas.

El running de ultra larga distancia no es un deporte fácil de practicar de forma eficaz y con cierto éxito, pero es un deporte muy inspirador. Me ha devuelto parte de la energía perdida tras dejar de practicar kárate, un deporte muy querido para mí. Pero lo que no perdí en ningún momento fueron las ganas de ver lo que hay detrás de los horizontes.

La vida da muchas vueltas, a veces inesperadas. Manténte enfocado en nuevos retos y aventuras. ¡Aprovecha las posibilidades que te ofrece la vida! Muchas veces, otros corredores me preguntan cómo aguanto en carreras de 400 km, 600 km o más kilómetros. La verdad, no sé qué responderles. Yo mismo me pregunto a veces cómo he sido capaz de llegar a meta en carreras así. Obviamente, una preparación excelente es fundamental, pero gran parte del éxito en las pruebas de ultra larga distancia consiste en la capacidad mental, en la fuerza psicológica. La cabeza tira del cuerpo; aunque hay momentos cruciales, como, por ejemplo, cuando empiezas a tener fiebre o estás lesionado. Entonces hay que valorar la situación y tu estado.

Tras las primeras 48 horas de una carrera de ultra larga todo es dolor. ¡De verdad! Nunca había imaginado cómo podía llegar a dolerme todo, absolutamente todo. En esos momentos intento mantenerme motivado, disfrutar del paisaje, pensar en cualquier otra cosa, como en cosas de la vida cotidiana. Cualquier distracción es bienvenida, y así pasan los kilómetros y pasan las horas. Mantenerse motivado en pruebas extremas es muy importante. Procuro no perder “agresividad” de competición y tener muy clara la meta, aunque todavía me quedan cientos de kilómetros hasta mi destino. Debes ser consciente del tipo de “campo de batalla” al que te vas a enfrentar.




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