Este texto es un fragmento de

Díselo al Viento

Eva Alonso

Párate un momento. Tú, sí, tú. Deja de correr. Deja lo que estés haciendo. Siéntate sobre una roca, en un banco o, mejor aún… túmbate bajo un árbol bañado por un verde prado o sobre una alegre hamaca. Ponte cómodo. Sobre todo, ponte cómodo y, si puede ser, deja tu mente en blanco y haz un esfuerzo por oír mi voz.
Si eres capaz de relajarte me notarás. Te acariciaré la cara, pasearé entre tus cabellos. Tal vez, si estás muy atento, notarás cómo te susurro al oído. Todo depende de tu poder de concentración.

Desde que existo he recorrido la tierra infinitas veces. Nunca me he parado a contarlas. Es mi trabajo. Es mi esencia.

Voy de aquí para allá, transporto semillas, polen, ayudo a los pájaros en sus rutas migratorias y, de vez en cuando, contribuyo a limpiar la atmósfera. A veces, aunque reconozco que no está bien, me enfado. Me enfado tanto que me convierto en fuerte ventisca o huracán. Yo también tengo mi corazoncito…. Pero soy así, casi humano, aunque no puedas verme.

Pero el mal humor no es mi estado natural. Por lo general me divierto más cuando os acaricio, os veo y saludo desde el cielo. Me encanta escucharos y, más que nada, aprender ¡Sois unos seres muy peculiares los hombres!

Por eso, ante todo y sobre todo, me gusta mezclarme entre vosotros. Me encanta, si me dejáis, transportar vuestras ideas, pensamientos y sueños. Yo transporto vuestra vida aunque no os deis cuenta porque vosotros y la naturaleza somos una misma cosa.

Si os sentáis un momento y os tomáis la molestia de escucharme durante un rato, os explicaré cosas que he visto y he oído. Hoy, tan faltos de un punto de partida desde el que empezar a recapitular para sentar un caminar tranquilo y sosegado, necesito contaros cómo empezó el hombre a filosofar y porqué.

El hombre es filósofo desde siempre. Desde que nace. Desde que tiene uso de razón y hasta que la pierde. El hombre de antes y todos los que estáis hoy. Por eso y, lo primero y fundamental, es no ver a la filosofía como algo externo a vosotros: sino como vuestra condición existencial.

Los animales no tienen filosofía porque se mueven por instintos: no hacen grandes ni medianos tratados sobre la levedad del Ser. No les preocupa si la tierra es redonda o si tiene forma de estrella porque viven en la inmediatez más inmediata que pueda existir. Y aunque muchos de vosotros viváis vuestra vida al modo de los animales (porque aunque racionales tenéis ese mismo instinto) no podéis desdeñar vuestra capacidad de pensar. El cómo y el para qué la utilicéis, es otra cuestión.

Yo he visto y oído muchas, muchísimas cosas. Empezaría y no acabaría nunca. Soy como una especie de chismoso invisible que me divierto y me entusiasmo, que me fascino y me entristezco según la ocasión. Pero aquí estoy, intentando que empieces a ojear este libro a ver si encuentras un sentido a tu existencia.

Si te pones cómodo y me escuchas, me oirás hablar de la filosofía Griega (porque hay que poner un punto de partida). Desde las explicaciones mitológicas a las primeras explicaciones racionales hay un proceso, un tramo de tiempo. Como habrás intuido en tu vida cotidiana, las cosas no son de hoy para mañana. Todo tiene un proceso. Así, si me dejas, verás cómo todo, con el debido tiempo, va cambiando y tomando nuevas formas.

De los griegos al cristianismo y con él, la Edad Media. ¡Qué fácil es enumerarlo así! Sin más… Luego me detendré en el fantástico Renacimiento del hombre y en la época de la razón por excelencia (la Ilustración). Si al llegar aquí aún tienes ganas de seguir escuchando más historias, te daré la mano para que te encuentres con el hombre contemporáneo (bueno, casi contemporáneo) y conozcas a Marx, Nietzsche y a los Existencialistas. Con ellos, aunque son del siglo pasado , te darás cuenta que, a pesar del paso del tiempo, muchas de sus ideas siguen vigentes.

Para terminar me detendré en los filósofos más científicos del siglo XX: hay que poner un punto y final y un punto de rigor al asunto. Será como bajar del cielo a la tierra: como poner los pies, de nuevo, en la tierra. El aterrizaje nos lo dará la filosofía Analítica. Os explicaré también cosas sobre Wittgenstein, Popper y Gadamer.

Supongo que, al acabar, estaré tan cansado que me convertiré en puro y simple oxígeno. ¡No podré acariciaros durante un buen tiempo! Pero si os relajáis lo suficiente como para entendernos en esta comunión basada en la comunicación o recepción de ideas, estoy seguro que, con el tiempo, os habré ayudado a vislumbrar, mínimamente, el porqué de las cosas y, sobre todo, lo grandes que sois los humanos si utilizáis vuestras capacidades para hacer que vuestra vida y este mundo sea un lugar mejor.

Siempre vuestro,
El Viento



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1. Marx y Nietzsche del siglo XIX y los Existencialistas del XX



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