Este texto es un fragmento de

Si vas a Roma, llama a Paloma

Pilar Gómez-Borrero

ALDO MORO

“Descubrir el cadáver de Aldo Moro, primer ministro de Italia, fue para mí impactante”, reconocía siempre Paloma.

La periodista estaba a las puertas de la sede de la Democracia Cristiana Italiana en la romana Plaza del Gesú, muy cerca de Plaza Venezia. Ese 9 de mayo de 1978 estaba reunida la dirección del partido. Junto a las cámaras de televisión italiana, estaba a la espera de poder obtener alguna información después de tantos meses de secuestro del primer ministro de Italia Aldo Moro.

Los secuestradores, militantes de las Brigadas Rojas eran considerados unos terroristas de Estado, ya que pretendía acabar con las instituciones. Los compañeros de la RAI le advirtieron que estuviera atenta porque pensaban que podía pasar algo, y se especulaba con la liberación del Primer Ministro con vida.

En un momento dado salieron todos los líderes de las distintas corrientes de laDemocracia Cristiana y Paloma detrás de ellos con las cámaras siguiéndoles hasta la Via Caetani.

- Como soy baja, por no decir pequeñísima, me fui metiendo entre el tumulto a pesar de que incluso me tiraron al suelo. De pronto me encontré en primera fila justo en el momento en que abrían el maletero de un automóvil y vi el cadáver de Aldo Moro.

Inmediatamente fue a un bar y les comentó que acababa de ver el cuerpo muerto del Primer Ministro y que tenía que llamar por teléfono.

- Por favor, les pago lo que haga falta, pero déjenme llamar a Madrid - pidió la periodista, y lo consiguió.

Ya había terminado el Telediario de las 3 de la tarde en España. Avisaron a Pedro Macía, director de informativos entonces, y desde ese bar romano Paloma dio en crónica de urgencia la noticia de la muerte de Aldo Moro.

Moro era considerado un hombre de Estado, un magnífico político que acababa de conseguir lo que llamaron el Compromiso histórico entre la Democracia Cristiana y el Partido Comunista.

- Vi en aquel momento una página trágica de la historia de Italia que podía terminar en una tragedia: la gente reaccionó haciendo un silencio enorme, las tiendas echaban los cierres… - recordaba la periodista.

Precisamente por esta información sobre el asesinato de Aldo Moro y por la cobertura del Cónclave, en 1978 el Presidente de la República concedió a Paloma Gómez Borrero el Premio Calabria al corresponsal extranjero en Italia.



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