Este texto es un fragmento de

Compromiso con Andalucía

José Antonio Jiménez Ramos

Carta abierta a la Consejera de Educación (25/06/2018)

Estimada Sonia Gaya, 

su nombramiento, hace poco más de un año, tenía visos de cambio en el manejo del sistema educativo, fundamentalmente porque el paso atónito y anodino de su predecesora por el puesto dejó una ristra considerable de malos ejemplos de gestión por alguien, que no era sino una especie de modelo susanista de manejar las Consejerías de la Junta de Andalucía; persona de cierta relevancia profesional, de corte universitario y, en principio, desconocedora de las materias que tenía que manejar que además fuera dócil en cuanto a las órdenes de la Presidenta. Fue tal el desacierto de Adelaida de la Calle que su llegada parecía una entrada de aire fresco al frente de una Consejería que tiene a su cargo el gobierno del sistema educativo andaluz en lo que se refiere a las enseñanzas básicas.

Es cierto que esa sensación se producía por su procedencia, docente del sistema público y sindicalista desde hacía tiempo y este detalle no era menor, suponía, en principio, una mejora de la imagen y presagiaba algunos cambios al menos de estilo y de formas de trabajar. Las primeras pinceladas de su gestión, no dieron el nivel, las acciones iniciales sobre el conflicto de la climatización fueron tan ridículas que ya dejó claro que la imagen no es razón de peso para la gestión.

A la hora de los presupuestos del 2018, tampoco se vio que hubiera un peso específico de la gestión de usted. De todas formas eran las primeras semanas de un mandato y que ya sabíamos que dentro del (des)gobierno de la Junta de Andalucía no entraba mostrar un apoyo decidido por la educación pública. El comienzo del curso, más de lo mismo, nula recuperación de la situación anterior a los recortes, pérdidas de puestos escolares públicos y mantenimiento y aumento proporcional de plazas de centros concertados. Nada que no supiéramos.

Pero al final del año pasado se pudo comprobar, no sin cierta reticencia, que había alguna intención de mejorar el sistema. Se puso en marcha un proceso nombrado como “Repensar la Primaria” que, gracias a una apertura a la participación de profesionales de la educación básica, se convirtió en una campaña de cierta expectativa para hacer las cosas de mejor manera. No era, a pesar de lo comentado, la primera vez que se le daba la palabra a los profesionales de la educación, era una consulta más aunque con una estructura de trabajo más potente e ilusionante. Ese proceso se ha concluido recientemente con una puesta de largo de las conclusiones más relevantes. No voy a entrar en este momento en el análisis de las mismas porque sería objeto de una carta de mayor extensión que ésta.

Solo algunos detalles que son significativos, esta consulta se ha hecho exclusivamente al profesorado, han participado “1.650 centros públicos de los 2.113 a los que les fue remitido el cuestionario, cifra que en términos relativos representa el 78% del total” y “271 centros concertados de los 468 a los que les fue remitido el cuestionario, cifra que en términos relativos representa el 58% del total” según datos de la propia Consejería. 

Queda de manifiesto que, a pesar de los recortes, los centros públicos son, aún, el principal sustento de la educación andaluza. Además hemos de tener en cuenta, que frente al procedimiento empleado, un cuestionario por centro que se emite desde la dirección hay que considerar, en términos generales, que los resultados provenientes de los centros públicos tienen un mayor nivel de participación de los profesionales que la de los centros concertados, donde la dirección del centro se corresponde con la titularidad del mismo. Por cada centro concertado que ha respondido hay casi 8 centros públicos que emiten una respuesta. Es claro que la opinión mayoritaria de cara a las medidas que se deban tomar, son las obtenidas de los centros públicos.

No ha habido participación directa de las familias y, mucho menos, de la sociedad en general en este “repensar la primaria”. No se ha considerado importante esa participación.

Frente a ello, casi por la misma época del comienzo de este proceso, usted se encontró con una novedad, en el parlamento andaluz, de la que no fue informada y que afecta directamente a la Primaria que estoy nombrando. Me refiero al problema del profesorado de religión católica en los centros públicos, un buen número de ellos, en aplicación de la LOMCE y su posterior desarrollo en la comunidad andaluza, estaban cobrando lo mismo que siempre por trabajar la mitad del tiempo que antes. Un verdadero escándalo que le saltó a la cara y que aún no se ha solucionado.

Pues bien, casi al mismo tiempo de conocerse los resultados del cuestionario, el TSJA anula la Orden que permitía a los centros dedicar un módulo a la religión en vez de los dos anteriores. Esa Orden dejaba en manos, de la mal llamada, autonomía de los centros, la posibilidad de optar por dos módulos o por uno para cada grupo de alumnado, de ahí el problema que se puso de manifiesto a principios del curso pasado, profesorado que cobra el doble de lo que trabaja.

Ante esta anulación, usted ha ordenado un proceso de consulta para modificar esa orden dirigida, inicialmente, a los centros afectados, es decir, a los de Primaria. Pero hete aquí, que no se sabe porque misteriosa razón, se ha abierto una consulta social, donde pueden participar cualquier persona y/o entidad con solo el requisito de identificarse para que se manifieste la opinión, entre otros asuntos, sobre el horario de la religión en el currículo.

Se me plantean algunas dudas al respecto, la primera de ellas es ¿cómo es posible que sabiendo los resultados del cuestionario “Repensar la Primaria” sobre el peso que debe tener la religión en el currículo, que no sobrepasa el 11%, haya necesidad de preguntar otra vez a los centros? No es razonable reiterar la pregunta, la opinión de los profesionales es contundente, sólo el 1,27% de las respuestas se muestran a favor de aumentar el peso de la religión en el currículo y el 71,88% considera que se debería reducir ese peso de la religión. Está muy claro, los profesionales consideran que la religión, al margen de consideraciones laicas o confesionales, debe tener una presencia mínima y eso hoy por hoy se corresponde a un solo módulo de 45 minutos. Usted debería tenerlo claro, la respuesta ya la tenía, cumpla con lo que prometió, ordene el cambio en esa dirección.

Tengo una segunda duda, ya que no ha preguntado a la sociedad sobre cómo cambiar la Primaria, ¿por qué le preguntan ahora? Lo de ahora es una cuestión curricular y lo de “repensar” es algo muy general, entiendo que era mucho más lógico consultar a la sociedad por la Primaria que no por un asunto concreto como el de la religión. Quiero pensar que no se trata de buscar una excusa para imponer más religión en la escuela.

No quiero importunar más, pero debería acordarse que hay cosas que a esta altura del momento, un gobierno de su partido tanto a nivel andaluz como del estado, debería ser suficiente para, mientras derogan la LOMCE, usted tome la bandera de la escuela laica tal como la propugna su partido y demuestre que está por la labor y sitúe a la religión en los mínimos legales y más pronto que tarde sea una realidad que la religión salga de las escuelas. No vaya a ser que las consultas se hagan para respaldar decisiones tomadas previamente, por mucho que la Conferencia Episcopal presione para mantener un estatus que ya no tienen.

Me despido deseando que de una vez por todas quiera acabar con los problemas estructurales que padece el sistema educativo andaluz después de tantos años de austeridad y sufrimiento. Ya sabe que tiene una oportunidad única, ahora es el momento de demostrar el cambio que propugna, incremente el presupuesto para el sistema educativo andaluz hasta el 5% del PIB andaluz y veremos el comienzo del final de este túnel largo y oscuro; le deseo lo mejor.



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