Sus labios nunca habían cobrado tanta fuerza al pronunciar aquella palabra:
#Quilombo
Palabra Argentina, usada por personas valientes que se la juegan a todo. Pacto con la vida para saltar y no sentir vértigo. El que no sale de un problema y ya está en otro.
Joder, si ella lo que buscaba era calma y siempre se encontraba en pleno caos, ese bonito caos de un viernes por la noche en cualquier garito de Malasaña.
El caos de La Latina un domingo al mediodía de cañas. Un aeropuerto en plena hora punta.
El caos de La Latina un domingo al mediodía de cañas. Un aeropuerto en plena hora punta.
Cruzar una mirada con ella era como haber subido tres veces en la lanzadera del parque de atracciones. Pura adrenalina.
Era de las que se perdía hasta con Google Maps. Que lo importante era el camino, se decía, y acababa perdida en cada calle, en cada esquina, encontrando pequeños rincones llenos de magia.
Que un día un filósofo griego consiguió retarla a cruzar un laberinto, el laberinto de su vida, lo llamó. Y aunque vio el camino fácil en frente de sus ojos
Que un día un filósofo griego consiguió retarla a cruzar un laberinto, el laberinto de su vida, lo llamó. Y aunque vio el camino fácil en frente de sus ojos
soltó un Bah, demasiado aburrido y acabó enredada entre cuerdas.
Así le pasa un poco con la vida, que siempre ha sido de retos, y si no eres uno de esos que la motiven y la dejen enredada entre cuerdas, de esos fugaces que le hagan cuestionarse hasta su propia existencia, donde se puede palpar la magia a kilómetros...
Que llegar a su corazón es más difícil que escalar el Himalaya, pero una vez arriba la palabra felicidad se te queda corta.
Que llegar a su corazón es más difícil que escalar el Himalaya, pero una vez arriba la palabra felicidad se te queda corta.