Este texto es un fragmento de

Gato Jazzz

Guillem R. Dasquens

Unas palabritas

Para todas y todos los, las, les que estéis leyendo esto, significa mucho para mí que por fin haya llegado el momento decisivo en el que la campaña arranca. Ayudarme con vuestro apoyo económico y, o, moral es clave para que el velero llegue a buen puerto, cierto, cierto, cierto. Pero, no, este escrito no es un panfleto más en el que exponer los motivos por los cuales debéis donar X cantidad de pasta, ni tan sólo es un intento para que ruléis los enlaces de la campaña por toda red social habida o por haber. No. De eso ya se encargaran mis palabras si tienen el suficiente peso para cautivaros. Esto no me inquieta. No obstante, sea cual sea vuestra decisión, debéis saber algo de suma importancia antes de continuar; y es nada menos que toda la gente gracias a la cual esto ha sido posible. Ya sea por su implicación directa en el proyecto -que seguirá después de esto- como de forma indirecta, con su constante presencia influenciado mi arte y mis decisiones. -algunas veces terribles, otras sólo ligeramente desastrosas-.

Quiero que seáis conscientes de mi agradecimiento a todo el trabajo realizado por los miembros del carismático grupo de música Umbraly el excéntrico productor Felurianque, siendo los tres pilares en sintonía, nos articulamos como el colectivo artístico Látex -espero que pronto oigáis de nosotros por todos los putos lados- 

Gracias por haber hecho posible, en todo su inmenso significado, el camino a este punto. 

Miki, Marc, Diego, Alex, Comino y Eric. Sois unos grandes referentes en mi vida y en mi proceso creativo -y, por qué no, empresarial-.

También quiero dedicar un espacio a todas las mujeres que me rodean, que son muchas, muy particulares e igualmente estimulantes para el cerebelo del creador. Susana y Carol, por comprometeros a hacer la portada del libro y escuchar mis mierdas acompañadas de vino. Sandra, Martina y Clara, por vuestra voz, que puede amansar a cualquier perro o hacer que le crezcan dos cabezas extra de la nada. A Magalí, Laia, Andrea y, cómo no, Coco que, bueno, la paciencia que me habéis extendido es una resiliencia sagrada de la que debe nutrirse todo aquel que opte a sembrar algo grande. Y, Jow, no sabía bien dónde meterte, pero aquí estás. Tu voz es la reostia, tío, que nadie te haga creer lo contrario. 

Gracias por compartir vuestro arte conmigo y dejar parte de vuestra indeleble huella en mí. Esta confianza mutua es la misma que me ha demostrado -y me demuestra constantemente- que el arte es la reserva natural donde descansa el valiente de espíritu, luego del esfuerzo que requiere el riesgo de apostar su vida por aquello que más quiere.

Gracias a vosotros-vosotras, ahí va una porción de lo que, en suma, podrás encontrar, estimado o estimadada, lector o lectora, en este el libro.
  


Yo

Bajo el signo áureo una amalgama de besos rotos

desfilan su triste derrota por los corredores bifurcados del nocturno pasillo

y en otro lugar un chiquillo enlodazado busca sin cesar la flor exacta

mientras se ríe al ver los besos pasar cabizbajos con su cojera­.


Yo

de todas las conchas la única que contiene la perla es la que queda, la podrida.

Se comete el error de abrirla y se sublima la muerte con olor añejo

se huele bien en el desespero del ciempiés por su camino.
 

Yo

Un bailarín fracasado que desmonta sus piernas, alzándolas a la vista de todos;

un peón lanzado a un mar de óxido desde un peñasco dorado.

Tamborileo de impacientes soldados sin espada, 

la orden del sargento les dirige desde el oscuro vacío de mi memoria. 


Quién hará remedio de ese bailarín?

quién saltará para buscar al peón?

Una vez pasen los soldados a la acción,

 dormirá el sargento, al fin,  dormirá la memoria

y será curiosa la matanza del enemigo 

el que en otros tiempos fuese mi fiel aliado



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