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Sentir el tenis

David Sánchez

Capítulo 2: Nadal y Federer vuelven a encontrarse: Federer,  de nuevo.

Desde Melbourne hasta el primero de los Masters 1000 del año, Indian Wells, puede pasar, fácilmente, casi un mes y medio. En ese tiempo, muchos  tenistas deciden probar suerte en diversos torneos para adquirir rodaje de cara a la primera gira del año en Norteamérica.

Federer lo hizo en Dubái cayendo estrepitosamente ante Evgeny Donskoy. Fue la victoria más importante de la carrera del ruso, que remontó un 1-5 en el desempate decisivo. Nadal, en cambio, jugó en Acapulco, donde también lo hizo Djokovic. El serbio perdió en Cuartos de Final, ante Kyrgios, Rafa, pese a luchar por el trofeo, no pudo ganarlo. Sam Querrey se interpuso.

Así pues, tras el Abierto de Australia, Indian Wells era el siguiente sitio a visitar. Djokovic cayó ante Kyrgios -como en Acapulco- y Pospisil apartó a Murray en el estreno del de Dunblane, que seguía dando tumbos. Sock sorprendió alcanzando las Semifinales para intentar asaltar el top 10 y se miró muy de cerca a los jugadores de la provenientes de la fase previa. El duelo estrella, de nuevo, en el tejado de Nadal y Federer.

No fue en la Final sino en Octavos. En hora y siete minutos estaba sentenciado del lado de Federer en dos cómodas mangas (6-2 6-3). El jugador helvético había logrado lo que nunca antes en su carrera ante el balear: doblegarlo tres veces consecutivas (Basilea 2015, Australia 2017 e Indian Wells 2017).


Lógica californiana   

Columna publicada el 16 de marzo  de 2017.

En Indian Wells, Nadal corre contra intangibles y Federer se encarama a su legado para sacar pecho. El suizo se gusta, entre bambalinas, y ejecuta golpes con una facilidad que asusta. El capítulo 36 se escribe en un visto y no visto.

Los actores tientan a un graderío con una mezcolanza emocional confusa. La gente no termina de entender lo que ocurre. El Clásico se diluye como un azucarillo entre reveses helvéticos para el recuerdo. Nadal no responde. La magia es Federer en estado puro. Ante eso no hay respuestas que valgan. El vendaval desatado aterriza en Palm Springs y enmudece, por segunda vez en 2017, el intento por resurgir del mallorquín sentenciado al castigo del esfuerzo físico sin premio.

Al otro lado de la red, la poesía estética y sin ornamentos deja una sensación final de perfección formal. Es un dejà vu. Federer es anacrónico. Impávido, el exnúmero uno hace gala de su acervo tenístico ante rivales que lo dominaron en la década pasada. Es un clamor sentido. Es una sonrisa breve pero suficiente.

Nadal frena en seco en octavos. Djokovic se pierde entre marismas australianas y Murray…Murray vive de las rentas de un final de 2016 que lo mantiene a falta de resultados actuales que reafirmen su condición de número uno mundial.

Federer parece volar a otra altura. Veremos si la suficiente como para doblegar a un Kyrgios que, cuando quiere, cobra protagonismo por su buen hacer. El Masters 1000 de Indian Wells más emocionante de los últimos años es una paradoja.




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