Me llamo Alejandro, soy crevillentino de nacimiento, letuario de corazón y nuremburgués de adopción (por ahora). Aunque he tenido muchos otros gentilicios pasajeros. No me considero de ningún lugar en concreto, pero en todos me siento como en casa.
Tengo una Ingeniera Técnica en Informática de Sistemas, aunque luego decidí hacer un Máster en Ingeniería Biomédica. Ahora mismo no sé lo que soy, pero no me desagrada mi trabajo.
He sido reponedor de supermercado, diseñador de alfombras, técnico de luces y sonido, operador de cabina de cine, informador en el aeropuerto, programador, consultor de equipos médicos y parado.
Soy ordenado, maniático y perfeccionista; a veces demasiado. Pero también tengo alguna cosa buena… sí, alguna hay.
No me gusta el tomate, y ojalá no fuera así.
Todo me parece interesante y me encanta estar informado sobre cualquier tema. Mi App favorita para el móvil es el lector de feeds, donde leo todos los blogs a los que sigo; y son muchos.
La pasión por la literatura me llegó tarde. De niño prefería abrirme la cabeza contra el suelo y rasparme las rodillas montando en bici. Los libros no eran para el verano. Ya de adolescente conocí a mi primer amor, la música; y aprendí a tocar la guitarra en la intimidad de mi habitación. Pero fue ya cerca de la veintena cuando descubrí la lectura por placer. Un romance que todavía sigue vivo y que nunca dejaré de alimentar.
La escritura es otro tema. Escribo desde hace relativamente poco tiempo. Antes también lo hacía, pero quizás de manera inconsciente. Acabo de llegar a este nuevo mundo y no dejo de asombrarme de la cantidad de cosas que aprendo cada día. Por ahora he escrito unos cuantos relatos y tengo a medio terminar mi primera novela de ficción; la cual espero terminar algún día.