Soy un autor hispano-francés, que creció en un ambiente bilingüe. He publicado los poemarios: Ces jours que je t'abandonne, bajo el seudónimo Denis Lortecia; Brasero phréatique, Al borde del tiempo azul y La luz negra de tu ausencia.También he publicado numerosos relatos breves en antologías y revistas. No te llamaré Soledad, fue mi primer libro de relatos publicado en solitario. En octubre de 2016, publiqué la novela La muerte alucinante de Lautréamont, que fue uno de los libros de éxito de la editorial Playa de Ákaba.También soy el autor de la obra de teatro La receta de la fabada. Mi primer impulso literario fue un poema, cuando tenía 13 o 14 años, pero en el mismo mes, ya estaba escribiendo un relato corto. Desde entonces, me siento como pez en el agua en ambos géneros, y siempre he recomendado a los autores noveles que alternen la prosa con la poesía, aunque no piensen publicar en alguno de estos dos géneros. Para mí, el estilo literario es como un músculo invisible, que debes mantener en forma con la práctica de la prosa (arte de la expansión) y la poesía (arte de la contracción, entre otras cosas). He aquí por tanto una respiración y si quieres ser escritor, debes someterte a ese ejercicio. Creo que la inspiración existe. Conozco alguna que otra teoría que contradice mi afirmación, pero cuando eres autor, sabes que esa sensación, aun siendo fugaz, es real. Es algo que te invade de repente, sube o baja desde no se sabe dónde y hace que todo tu ser “inspire” ocurrencias, como si fueran oxígeno. Es muy parecido a un déjà-vu, o un instante providencial. Eso sí, no puedes escribir única y exclusivamente cuando estás inspirado, porque te haría falta toda una vida para acabar un libro. Pues bien, durante la escritura de Melusina: El corazón y la garra, he notado la presencia e inspiración de Melusina. Los llamo “hallazgos inducidos”. Los que me conocen bien, saben que siempre he creído firmemente en la existencia de los elementales, al igual que Connan Doyle, al que no se podía acusar de desvariar, ya que sus novelas sherlockianas son más precisas que un reloj suizo. Un día, contaré mi primera experiencia con algunos de esos seres, cuando todavía era un niño. Fue como un bautizo élfico. Después, ocurrieron otras, a cual más increíble, hasta cruzarme con..., Melusina.