Nos acercamos peligrosamente a una fecha destacada en nuestro calendario: el 20 de noviembre. Este año se cumplirán 41 años de la muerte del dictador Francisco Franco. Y sí, 41 años después en un país que se dice democrático, se volverán a permitir actos en su nombre. Se volverá a permitir la humillación de las víctimas (más allá de lo que suponen los propios actos en sí), desfiles por las calles con el brazo en alto y cantando el Cara al sol, y una peregrinación a su mausoleo sin ningún tipo de obstáculo.
Sí, 41 años después en un país que se dice democrático no se condenarán estas concentraciones y se hará la vista gorda.
España es ese país donde, para "no reabrir viejas heridas", no se extradita a responsables franquistas para ser juzgados en otro Estado; ese país donde el partido gobernante (imputado por corrupción, por cierto) rechaza en masa reparar a las víctimas del franquismo (mientras se le llena la boca con otras víctimas que, sin duda, para ellos valen mucho más).
Para quienes dicen que la memoria histórica es algo del pasado y debemos pasar página, explico todo esto. Hoy más que nunca sigue siendo necesario hacer memoria y rescatar del olvido a las miles de víctimas del franquismo.
Por todo esto vuelvo a pedir vuestro apoyo para publicar A la sombra del pino.
