Cuenta la leyenda que el Parque de El Retiro en Madrid fue abandonado por las familias y las parejas que se enamoraban montadas en sus barcas. El motivo no fue otro que el tamaño que alcanzaron los peces del estanque.
En pleno apogeo de la delgadez humana, los portadores de branquias de este entrañable oasis del centro de Madrid, fueron aumentando de tamaño alimentados por el resto de bocadillos, meriendas, trozos de fruta saludable y sobras que los humanos les ofrecían de forma jovial y divertida en su descanso dominical.
Fue demasiado tarde cuando se quisieron dar cuenta. Ni el sentido común ni la lógica de los defensores de los animales, dejaron que se evitase algo totalmente previsible; si alimentas a los animales... crecen.
Hoy día las barcas del retiro se pudren al sol, guardando en sus virutas y crujidos el recuerdo de amores adolescentes... y las risas infantiles que un día mecieron en un agua habitada por peces de ciudad.