Un individuo se encontraba colocado a contraluz de una lámpara de pie que enfocaba su rostro sin ningún tipo de concesión.
–¿Quién eres?
Silencio.
–¿Por qué me has traído aquí? ¿Qu..,qué quieres de mí?
Silencio.
–¡Exijo que me dejes marchar ahora mismo! ¿Por qué haces esto?
Una enguantada mano sujetó su rostro con fuerza obligando al secuestrado a observar unos ojos azules de mirada malévola que se asomaban a través de una máscara de cuero negro.
–Lo hago porque es lo justo –dijo el enmascarado con voz de ultratumba.