Noches de primavera austral

Sobre el libro

Una especie de ajuste de cuentas con la experiencia personal y colectiva a través de unos recuerdos supuestos e inventados, pero ligados a la realidad de la España de los noventa, con un trasfondo político y social muy peculiar.

Sobre el autor

Nació en Castilla La Vieja, un pequeño pueblo de los pinares entre Burgos y Soria (Huerta de Rey), en el corazón de la España profunda y salió de allí de niño para no entender ya nunca ni lo que dejó ni lo que se encontró después de una educación marcada por la religión y el autoritarismo común a aquella época. Estudio en un colegio de curas, como se suele decir, aunque no lo fueran, pues se dedicaban a la enseñanza, y allí conoció a gente de muchas partes de España que fueron al mismo lugar con la misma intención. Estudio magisterio y periodismo en Madrid. Tuvo la suerte de pasar casi 12 años fuera de España -Sydney(Australia) y Londres (Reino Unido)- lo que le dio la oportunidad de conocer otros mundos que le hicieron creer que ya no era el mismo, pero una vez pasado el tiempo cada vez tiene más dudas de que esto sea verdad. También pasó un par de meses de asesor en Nicaragua, en el fragor de la revolución sandinista, y vivió desde dentro algunas experiencias que nunca habría soñado. Su afición más importante es el cine. Es mi remedio para no volverme loco. Esto y las series como Frasier, Fawlty Towers, Thin Blue Line, Mr. Bean, The worst week of my life, Harry Hills, House of Cards, Isabel, Crematorio, Keeping Up Appearances. Y además lee repetidamente fragmentos de El Lazarillo de Tormes y capitulos de El Quijote. Su escape habitual es al pueblo, Arauzo de Miel (Burgos), en el que tiene una casa para huir de Madrid y luego volver a huir del pueblo a Madrid otra vez, de tal forma que se puede decir que en realidad vive en la Nacional I.

Por qué hay que apoyar este libro

«El libro es la historia fracasada de un propósito que raya en la obsesión. Este propósito está al alcance de la mano cuando uno se encuentra en el otro extremo del mundo, en un país distinto, mucho más rico y avanzado que el propio; pero lo que no se puede es prescindir de la parte principal del equipaje: uno mismo, sus manías, su pasado, por muy lejanos que queden. En el empeño por entender lo que se deja y lo que se le viene encima queda uno atrapado en otro mundo que se convierte en una malla de recuerdos que trepan como una enredadera para asaltar el sentido de algo que no se llega a encontrar nunca. En esa confusión se manifiesta de forma caótica la memoria de los recuerdos más inmediatos y los más distantes, sin solución».

— Pelayo Molinero

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