Todo el tiempo

Sobre el libro

¿Cuándo hicimos del gris un color peyorativo? Asumimos que ese terreno intermedio entre el blanco y el negro define lo pobre, lo parco en profundidad y que se caracteriza por no ser importante. Y es, en realidad, todo lo contrario. El gris es rico en matices; no hay un gris igual a otro, cada uno vive en constante dependencia de la mezcla de luz y sombra aplicadas.

Todo el tiempo es, sin duda, una novela gris. Una historia de terrenos intermedios, donde la definición la debe aportar el lector. Recorrer sus páginas es viajar por las reflexiones de Aritz Azkarraga sobre el paso del tiempo, la muerte y la cantidad de decisiones que tomamos en el día a día. Y las decisiones, por encima de ser buenas o malas, son decididas. Su revisión es, casi siempre, un ejercicio cruel.

Fuente imagen: Aron Visuals

Esta es una novela sin tiempo ni lugar definido. No hay en ella descripciones exhaustivas de los elementos que la protagonizan. Todo eso deja paso a la reflexión y las emociones de los personajes, que se enfrentan a la toma de decisiones del mismo modo que lo haces tú. Y en esa reflexión, fuera de todo lugar y todo tiempo, es donde te encontrarás con ellos.

Sobre el autor

Aritz Azkarraga es ingeniero industrial y Todo el tiempo es su primera incursión en el mundo literario. Una reflexión que necesitaba ordenar en su cabeza, porque a escribir se empieza en primera persona. Un escritor también saca conclusiones de sus propios textos.

«Para mí este libro sirve para hacer análisis interior a través de los personajes», cuenta el autor. «No creo que haya personalidades muy definidas ni que te puedas sentir identificado con alguno al 100%; con lo que sí te puedes ver reflejado es con las decisiones que toman, sean mejores o peores», explica.

Por qué apoyar el libro

Fuente imagen: Elijah Hail

No faltan aquí, en cualquier caso, las notas de color. Pinceladas aquí y allá de sucesos extraordinarios que aparecen en nuestras vidas cuando menos lo esperamos. La reacción ante ellos es lo que nos termina definiendo como personas. Y ahí, inexorable y eterno, está el tiempo. El que pasa y está pasando, sin remedio.

Todo el tiempo es un juego constante con las vivencias que nos regala la vida. En ningún momento buscar tu incomodidad, todo lo contrario. La narración es, por encima de todo, un lugar seguro. No se trata de cuestionarte, ni de poner en tela de juicio tus decisiones. Esta novela es el escenario perfecto para la reflexión.

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