En el periodo de investigación para la novela, tuve la ocasión de entrevistar a una madre que había adoptado a un niño ruso. Hablamos de muchos asuntos, pero me llamó la atención la solidaridad que había entre esos niños que sufrían unas condiciones muy adversas en los orfanatos.
Hablamos de cómo se guardaban galletas para compartirlas a lo largo del día, o bien para guardarlas por si el hambre apretaba cuando no había cerca nada que echarse a la boca.
Posteriormente me documenté de las duras condiciones de algunos orfanatos, con carencias de alimentos, insalubres y aislados en el invierno. Me enteré de que no todos los niños de los orfanatos son huérfanos y de cómo alteraban los informes médicos para adoptar a niños enfermos.
En "Bajo el Signo de la Noche" se refleja todo esto, además de la lucha por la supervivencia de estos niños. Sólo salen adelante los más fuertes.
Seguimos en el camino.
Roque Pérez Prados