La percepción espacial y el TEA

Sobre el libro

Moverse por los espacios que visitamos más habitualmente es sencillo. ¿Te has parado a pensar cuántas puertas, pasillos o escaleras cruzamos a lo largo de, digamos, un mes? Una de las virtudes de la arquitectura es ser poco percibida. Ser dada por hecho. Que quepamos por el hueco de una puerta, podamos circular por un pasillo o subir unas escaleras es, en fin, lo normal.

Pero no lo es para todo el mundo.

Ponte en la situación de que un pasillo se te hace muy estrecho; que en cuanto te cruzas de frente con una persona se te viene el mundo encima. Imagina que la iluminación de una estancia genera un ambiente que percibes como hostil. Esa es la realidad de algunas personas que sufren TEA y merecen que la arquitectura también piense en ellas.

La percepción espacial y el TEA es un ensayo divulgativo que relata cómo la arquitectura puede mejorar la vida de las personas con trastornos del espectro autista. Un estudio técnico y preciso sin sacrificar la accesibilidad. Porque esta es una cuestión social por encima de la técnica; no podemos construir espacios y ciudades que se dejen a las personas atrás.

Sobre la autora

Ana Bullón tiene poco tiempo para leer. Admite que la arquitectura ha arrasado con casi todo en su vida y quedan atrás esos tiempos en los que era una niña que devoraba libros como su madre. Ahora está terminando el máster habilitante y hacer un libro era rellenar esos últimos huecos de tiempo libre que le quedaban.

«Este libro va de los espacios que ocupa la gente real todos los días», cuenta. Y ahí reside gran parte del valor de La percepción espacial y el TEA: no es un estudio de casos concretos en entornos muy controlados. Es un manual para comprender cómo afectan a una persona con TEA los espacios de nuestro día a día.

No ha estado sola para conseguirlo. Isma ha jugado un papel fundamental. Ana lo recuerda de pequeño, en el colegio, de un lado a otro corriendo como si tuviera energía infinita. Ismael Robles tiene autismo y cuando levantaba poco más de un metro del suelo ya sabía varios idiomas. Iba de grupo en grupo de personas diciendo frases en el idioma que le apetecía. Ana ha retomado el contacto con él para visitar esos espacios del día a día y aprender, con él, en qué le estamos fallando.

Por qué apoyar el libro

Si algo es La percepción espacial y el TEA no es otra cosa que necesario. Porque igual que nos podemos dar cuenta del trabajo invisible de la arquitectura, debemos hacer visibles los obstáculos que se encuentran en su día a día las personas que no son neurotípicas. Hemos aprendido a poner rampas en lugar de escaleras para las personas con movilidad reducida o botones en braille para las personas ciegas. Es de justicia que puedan relacionarse con su entorno.

El libro estará presentado en un formato ilustrado, con una combinación de textos, planos e ilustraciones que te acercan a la experiencia que vive una persona con TEA en determinados espacios. Para los más interesados en lo arquitectónico, además, se incluyen claves fundamentales para poder adaptar su trabajo a las necesidades de las personas con TEA. Además, incluye un capítulo escrito por el médico psiquiatra Alberto Bullón para contar con la perspectiva médica del fenómeno.

Este es un libro que nace de escuchar; un granito de arena de empatía. Una visita a los lugares que damos por hecho con quienes los viven de manera diferente. Esos espacios compartidos nos pertenecen a todos. De eso va la arquitectura: de lo común. No son rascacielos, puentes ni grandes monumentos su ocupación fundamental. Es hacer más fácil la vida a las personas. A todas ellas.

Comentarios de la comunidad