Un hombre de suerte

Sobre el libro

Papá, ¿cómo se muere la gente?

Se arrugan, hijo.

Los cuentos que Rafa escuchaba de pequeño eran de las aventuras de su padre durante la Guerra Civil. Un relato sin bombas, barro ni sangre. Narraciones de lo que unos ojos afortunados tuvieron la oportunidad de ver y, más aún, historias de quien pudo sobrevivir a la guerra.

Un hombre de suerte son las memorias del padre de Rafael, tocayo de nombre y apellido. El testimonio vital que necesitó dejar plasmado en libretas con la esperanza de hacerse inmortal. Aquella historia, pensaba él, debía perdurar, porque lo que él había vivido no podía quedarse solo en sus recuerdos.

Campo de trabajo en Beaulieu sur Dordogne 1944 (Álbum familiar)

El luto por la muerte de su padre derivó en transformar aquellos relatos escritos aquí y allá en este libro. En el proceso, Rafael descubrió que en esos cuentos de aventuras que escuchaba de pequeño había, en realidad, mucho más. Había dolor, terror, espera. Había oscuridad y silencio.

Este libro no solo cuenta la historia de un hombre afortunado, sino que narra una pequeña realidad dentro de una historia que ya conocemos. Esta es la vida de una persona con unos ideales fuertes y una moral inquebrantable en una guerra durante la cual ambos fueron puestos a prueba. Es, en definitiva, el testimonio de que la guerra es un proceso desolador y que te acompaña aun cuando sobrevives a ella.

Sobre el autor

Rafa García Messeguer recuerda a su padre levantándose temprano, en la casa que pudo comprar cuando su vida consiguió ser más tranquila. Allí, en su trocito de tierra y con sus árboles, se encendía un cigarro en la mecedora y convivía, en soledad, con su memoria.

«Mi padre, al final de su vida, encontró su pequeña Arcadia», cuenta. La memoria nunca es un inventario de hechos, ni siquiera un ejercicio de justicia con lo que sucedió. La memoria siempre es el relato que nos contamos para convivir con nuestra biografía. Un hombre con suerte es una historia inapelable para que la memoria de Rafael García viva para siempre.

«Este libro es su vida». El silencio que sigue a esta afirmación en la conversación con Rafa significa su importancia. «Es así, no tiene más. Esto es incontestable, habla de un proceso de maduración en los valores de un joven viviendo en un momento muy crítico en la historia», concluye.

Por qué apoyar el libro

La historia del padre de Rafa es una de relación con el silencio. El relato de la historia de la Guerra Civil nos permite situar los elementos del escenario que estas memorias prefieren omitir. En esa ausencia, como una lámpara apagada que deja en penumbra este rincón de la memoria, está la herida que lo acompañó el resto de su vida.

Barracón del campo de concentración de Figeac (1941). (Álbum familiar)

Había cosas que Rafael no contaba para proteger a sus seres queridos pero, en parte, también lo hacía para protegerse a sí mismo. Sobrevivir a la guerra y ser un afortunado que pudo vivir todo aquello para contarlo le condenó, también, a convivir con sus recuerdos.

En aquellas mañanas en la mecedora, con la compañía de esa paz que tanto tiempo le costó ganar, se producían las negociaciones más duras con sus recuerdos. A las libretas donde plasmó sus historias llegó el acuerdo alcanzado, la tregua permanente que pactó con su propia memoria histórica.

En los huecos y silencios nosotros encontramos la explicación a su dolor; esas puertas cerradas proporcionaron paz en la vida de un hombre que fue testigo de cosas que necesitó olvidar para que nosotros pudiéramos recordarlas. 

Y esta es la manera en la que Rafael será inmortal, porque todos leeremos sus recuerdos y rellenaremos los huecos.

Comentarios de la comunidad