«Algo inesperado»

La noche del 23 de junio del año pasado marcó un punto y aparte en mi vida. ¿Quién me iba a decir a mí que los cinco objetos echados en la hoguera iban a provocar tal catástrofe?. Recuerdo que estábamos todos reunidos, alrededor de la hoguera, pasando una velada divertida y entretenida, pero yo quería algo más, algo que se quedara grabado en la retina de todos los presentes. Había leído en libros, que hasta en las hogueras de San Juan podía funcionar, pero que había que tener todos los ingredientes frescos y preparados para echarlos al fuego. Y así fue. Abrí el bolsillo grande de mi mochila y saqué una pequeña bolsa con los objetos. En ella, había un botecito de cristal con gotas de sangre en su interior, mechón de pelo humano, hueso de animal, lágrima de amor y un trozo de ropa sudada de la persona a la que quería conquistar. ¡Casi nada! En un despiste de mis amigos, eché todo al fuego. Los efectos que tuvo ese ingenuo gesto fue del todo inesperado. De repente, la atmósfera del lugar cambió. Comenzaron a surgir destellos de colores celestes del fuego, inundando la playa. Eran destellos muy brillantes que nos rodeaban. Y como colofón al truco final, un destello cegador; después solo oscuridad. Cuando pude abrir los ojos no había nadie, todo el mundo había desaparecido, excepto yo. No podía creerlo. Para un conjuro de amor que hacía… Ahora, viviré sin su amor para siempre hasta el fin de mis días.