Comenzó con aquel beso,
con un momento de ensueño
que mis labios guardarían
por el resto de sus días.
Un suspiro, un anhelo,
un premio a, ese, mi deseo
que en un lamento moría
y en mil lágrimas rompía.
Una paz y un desapego
a un amor antes incierto
que ahora recomponía
todas las piezas perdidas.
Solo aquel beso primero
podía ser tan sincero
para curar las heridas
que en mi pecho persistían.
Solo aquel sol justiciero
recordaría el momento
en que encontré tu sonrisa,
sin rumbo, junto a la orilla.
Aquel verano perfecto
apenas daba comienzo
y, en ese tiempo, podría
gozar de tu compañía.
Era el paisaje tan bello
y mis motivos tan buenos
que, sin duda, merecía
una estrategia distinta.
Y aquel pequeño velero
propulsado por el viento,
con tesón y valentía,
se lanzó a tu compañía.
Me llenaste con tu afecto
y tus cariñosos gestos.
Ya nunca permitiría
más tardes sin tu alegría.
Conseguí olvidar los miedos
que antes me habían envuelto.
Al soñarte parecía
que, a mi lado, te sentía.
Tus labios de terciopelo
pronto se hicieron eternos
y su pasión desmedida
ya jamás olvidaría.
Y en tus ojos verdaderos
hallé todo el consuelo
que mi alma entera pedía
y en la tuya encontraría.
Amor, suspiro del cielo,
tantas veces pasajero.
Te dibujé en la sonrisa
que tus labios escondían.
Buenos versos compañero.
Saludos Insurgentes