La lluvia explota cien veces por segundo en la amplia cristalera de esta librería. Son las cinco y diez de la tarde. Hoy no tengo plan. Lo he dejado. No podía aguantar más cambiar los pañales de esos bebés y escuchar los gritos a todas horas de sus padres. ¿No se han dado cuenta que la solución a sus problemas era un divorcio y no un bombo gemelar?...Y faltaban los platillos de la señora insinuando que tenía algo con su marido…¡El colmo! Buscaré otra casa que limpiar, otro niño que cuidar, o lo que sea.
Ahora truena. Parece mentira lo oscuras que visten las calles en días de tormenta y lo bonita que llora al caer. “Volví sin querer” por Brenda Meliner. Qué sorpresa, una escritora con mi nombre. Trata de una mujer de clase baja con la ambición de conseguir un marido rico para salir de su rutina de “limpiaculos” y ayudante de cocina. Un poco soez..., llevo años cuidando niños y ancianos. Bien digno es ayudar a quienes no pueden valerse por sí mismos. Me lo llevo, con suerte me da pistas de cómo salir de esta fase.
Gracias a un diván bien ubicado en la entrada pude disfrutar de mi primer rato de lectura bajo el sonido de la lluvia.
— Perdone, vamos a cerrar. Son las ocho y media de la tarde. Despierte por favor.
— ¿Que despierte?—contesto algo aturdida.
Abro la puerta de casa, me descalzo las botas mojadas.
—¡Oh querida llevo horas buscándote!
—¿Señor Thomas?
—¿Cómo llamas así a tu esposo? ¿Qué te ha ocurrido? ¡Margot! Haz el favor de prepararle un baño a mi mujer, está helada.
No tengo recuerdos de mi boda, pero guardo el libro bajo llave. Me gustó la historia.
Enhorabuena.
Saludos Insurgentes