«Benditas casualidades»

El día de trabajo había sido agotador para Sandra. Estaba deseando llegar a casa. Madrid siempre le consume más de lo que piensa. Pero al volver a Valencia siente tanta paz… La conferencia de aquel día había sido muy gratificante. Jamás había recibido tantos mensajes de apoyo y cariño tras uno de sus discursos sobre los transtornos alimentarios. Sabía lo que había pasado ella y sabía cómo necesitaban aquellos que lo sufrían que se hablase el tema.

Pensando en todo ello, sin darse cuenta, Sandra se durmió en la silla de la estación donde se había dejado caer derrotada tras todo el día de pie.

Veinte minutos después Sandra despertó y al mirar el reloj derramó varias lágrimas de rabia. ¡Había perdido el tren!. Salió corriendo hasta el panel donde aparecían todos los trenes que partirían esa tarde. Ninguno para Valencia. Estaba desesperada.

Entonces, una chica de estatura media con el pelo rubio se acercó a ella y con voz temblorosa le preguntó si era Sandra Vázquez la psicóloga famosa. Sandra asintió. Ella le dijo que se llamaba Laura y que era una de sus seguidoras que cada semana le escribía palabras de agradecimiento, todo lo que decía en sus conferencias le había ayudado mucho. Sandra sintió que tanto trabajo merecía la pena por cosas como aquella. Entonces Laura quiso saber hacia donde iba Sandra. Resultó ser que Laura era valenciana también y por un imprevisto había perdido el mismo tren que ella. Laura habia conseguido un bla bla car a última hora y resultaba que quedaba una plaza libre.

Su trabajo, el que tanto cansancio le había generado y le había hecho perder el tren tambien le había ayudado a conocer a aquella chica que le ofreció una oportunidad de volver a casa a tiempo.