«Carmen o Barcelona»

Como dijo Santa Teresa “vivo sin vivir en mí”, tengo que tomar una decisión y no es nada fácil. Carmen me lo ha dejado claro, ella no se vendrá conmigo si me marcho a Barcelona, y la quiero muchísimo. Pero, por otro lado, el trabajo que me han ofrecido es una oferta que no se repite en la vida. Con Carmen las cosas, ahora mismo, van muy bien, pero en el futuro quién sabe, ¿y si nos peleamos? Si fuera así me quedaría sin novia y sin el trabajo de mis sueños. A la pobre almohada la tengo frita, de tanto consultarle. ¿Y si voy a una pitonisa? Uff, pero ¡qué digo! Nunca he creído en esas cosas, no voy a empezar a hacerlo ahora. También puedo hacer que despidan a Carmen y así no tendría más remedio que venirse conmigo. Si me oyera la pobre me dejaba ipso facto y ya estaría el problema resuelto. ¿Desde cuándo me he vuelto tan cínico? No lo sé, es esta indecisión, esta dualidad amor-trabajo que me está matando. ¿matando, y si me cargo a Carmen? ¡Pero qué burradas estoy pensando! Al final voy a acabar con una camisa de fuerza y todo quedará resuelto, ni Carmen ni trabajo, una habitación acolchada y a babearme encima.  Vamos a ver, céntrate Pedro que estas desbarrando muuucho. Hablaré con Carmen de nuevo, quizás no ha entendido la importancia que ese puesto tiene para mí, si me quiere no le importará pedir el traslado, que su empresa tiene sucursal en Barcelona. ¿Qué no habla catalán? No pasa nada, yo tampoco, nos apuntaremos juntos a una academia y estudiar juntos nos unirá más. Si no la convenzo me voy solo, a lo mejor la distancia hace que Carmen me eche de menos y pida el traslado.