✍️ Cuenta la historia de un libro mágico que se escribe solo.
- ¿Cómo va con tu ex?- ¿Con mi ex? – Joder, ¿de verdad necesitaba sacar el tema? – Bien.Sonrío de la forma más convincente posible. Tengo que creerlo, tengo que creerlo, sino…- ¿Podrías ser un poco más específica? – insiste.Noto cómo me observa. No pasa nada, no tiene por qué pedirme el informe.- Claro - respondo -. Hace tiempo que no hablamos.Claro que no, para follar no hace falta hablar. No estoy mintiendo, al fin y al cabo. Pero no se lo puedo decir así, o me pondrá esa cara que pone ella, de póker, ¡pero anda que no la pillo! No necesito ningún informe para saber lo que pensaría: “¡Cacho guarra! ¿Qué habíamos hablado? ¡Limítate a Tinder!” Pues para que me diga eso…- Nada, el otro día estuve con un chico. Muy bien, la verdad. Se me pasaron todos los males, jaja.Clavado, la he clavado… Pero no me responde nada.Solo continúa observándome.¿No sabe pestañear, o qué?Silencio… silencio…Ensancho mi sonrisa y rezo para que el maldito chip en mi cabeza no me delate.Y tan pronto lo pienso… “¡PING!”. La psicóloga consulta una notificación en su móvil y, escondiendo una sonrisilla de satisfacción, dice lo mismo de siempre: - ¿Te importa si accedo a tu informe cognitivo, Andrea?Vamos, a la transcripción de toda la mierda que acabo de ocultarle. Pillada. ¡A qué mala hora me apunté a esta terapia digitalizada!