✍️ Cuenta la historia de un libro mágico que se escribe solo.
Ese día Rus no podía dejar de llorar, más que las veces anteriores. El consuelo no era posible para ella. Hizo lo que acostumbraba en esas situaciones, cogió el diario que le había regalado su madre y lo abrazó todo lo fuerte que pudo y, como todas las veces anteriores, lo abrió por la página que, al azar, escogieron sus dedos. Todas estaban en blanco, pero todas estaban invisiblemente marcadas por las lágrimas que sobre ellas había derramado cada vez que lo cogía.Lo utilizaba como vía de escape, para intentar plasmar en él sus sentimientos y su tristeza pero nunca encontraba las palabras adecuadas que le ayudaran a desahogarse. Y así, decepción tras decepción, engaño tras engaño y ruptura tras ruptura.Pasaron los años y esa niña de rizos castaños con ojos verdes se había convertido en toda una mujer, olvidándose por completo de aquel libro en blanco. Y ahí estaba, frente al espejo, radiante de felicidad, a punto de casarse con el hombre que le había demostrado que el amor, acompañado de respeto, amistad y pasión existía. Tras ella estaba su madre, terminando de abrocharle los últimos botones de su vestido de novia. Cuando acabó le dedicó una mirada de orgullo y amor incondicional.-Antes de que vayas al altar quiero darte mi regalo de bodas, uno muy especial porque es la segunda vez que lo hago. -Le dijo mientras ponía sobre sus manos aquel viejo diario.-Mamá es mi diario. -Respondió Rus sorpredida.-Sí hija, es tu diario pero con el paso del tiempo y, habiendo encontrado el amor verdadero, se ha convertido en un libro. Cada lágrima derramada en él se convirtió en un sabio consejo que te recordará que no merece la pena llorar y hundirse por quien no corresponde tu amor con más amor.
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Patricia Zamorano Granados
Soy Periodista por vocación, escritora en proyecto y bloguera cocinera (www.lachefa.es)…
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