«Confrontación de intereses.»

La llamada que iba a cambiarlo todo.
A Lila siempre se le había llenado la boca diciendo que nunca antepondría a nadie a sus propios intereses; tuvo muy claro desde pequeña cuáles eran sus sueños y que eran incompatibles con tener una familia.¿Por qué tenía tantas dudas ahora de repente? Era la oferta de su vida, en la ciudad de siempre había imaginado y lo único que tenía era una profunda sensación de tristeza. Estaba frustrada por tener que decidir entre dejar a Rubio o a su sueño.
¿Y si proponía que fuese con ella?No iría.¿Y si él le pedía quedarse?Él no lo haría.
Ellos dos eran exactamente iguales, no querían empezar una relación para no verse en situaciones de este tipo y, sin embargo, aquí estaba. En el punto donde se unían todos sus miedos para dejar paso a la pérdida.
No sabía exactamente el tiempo que había dedicado a pensar en su habitación pero el olor del desayuno llamaba a su puerta y supo que él ya estaba despierto.Una respiración profunda y un discurso pobre y temeroso en su mente después se creía preparada para tener La Conversación con mayúsculas.
—Qué bien huele —murmuró al entrar en la cocina, con el hombro apoyado en el marco de la puerta y la decisión de irse tambaleándose ante ella.— Es tu favorito —respondió él con una sonrisa radiante.
Fue hacia Lila para poder dejar un tierno beso en sus labios con ambas manos colocadas sobre sus mejillas para poder acariciarla como siempre hacía.No quería irse.
— Tengo que decirte una cosa, Rubio…
Se iba a quedar.
— Déjame primero. Es… importante —su rostro reflejaba que para nada quería hablar— al fin me han llamado de París y he dicho que sí. Me voy en dos semanas.