Meredith llegó sin aliento a la estación de trenes. Había corrido las últimas trece cuadras, desde que escuchó las campanadas de las diez en punto. Se detuvo frente a los molinillos y, arqueada con las manos en las rodillas, intentó a recuperar el aliento mientras veía partir el tren de las 22:10. La última opción para llegar a casa.
«Bien, Mer, eres una aprendiz de hechicera, descendiente de los Celtas de la Bética, algo en este morral tiene que llevarte casa.»
Probó enviarse un mensaje al pasado con el quitaolvidos. Lo programó para una hora antes y escribió:
«Meredith, apúrate si no quieres dormir en la estación de trenes.»
Activó el quitaolvidos y cerró los ojos. Un nuevo recuerdo apareció en su mente: recibir el mensaje y no terminar de leerlo por saludar a un amigo. Abrió los ojos y seguía varada en la estación.
Luego, decidió invocar un animal mágico del aire, para volver a casa volando. Sólo pudo recordar la invocación de la Mantícora. Esta criatura tiene por regla ayudarte si adivinas un acertijo, resulta ser una invocación inofensiva que se enseña mucho en las escuelas. Meredith pensó y pensó, hasta que fastidiada dijo:
—No sé porque no chocaron los trenes.
La Manticora se esfumó sonriendo.
En un último y desesperado intento robó un carrito de limpieza, improvisó una vela con bolsas de basura y escobillones, conjuró un viento de magia y se subió al improvisado velero rodante. El carro dibujó ochos y círculos hasta estrellarse contra el contenedor de basura, sin llegar a salir de la estación.
Cansada y dolorida, se recostó en un banco, con el morral como almohada,. Cerró los ojos un momento, o eso creyó, cuando escuchó esa voz:
—Joven, disculpe que la despierte, están abordando el tren de 22:10.
Saludos Insurgentes
Bien hecho 💕