«El amor es algo más que una palabra vacía»

- ¡Feliz Cumpleaños! - grita, una mujer, que desprende alegría.
Postrado en la cama, el hombre quela enamoró; que la hace reír; quien a su vez se ríe de las infantiles formas de su prometida. Podría jurar que se trataba de una mujer que había dejado de crecer porque, seamos realistas, es aburrido. 
- Parece que tienes compañía, de ella si que no te escapas - observa, una sonriente doctora.
- ¿De este terremoto? Imposible - afirma, recibiendo el abrazo de su amada mientras la doctora sale de la habitación dejando a la pareja sola.
- No me llames cosas, si te encanta - se ríe, metiéndose en la cama con él, siempre encontrando un huequecito para acurrucarse contra el, mirándose. 
- Una fiesta más en el hospital - comenta, algo inseguro.
- Mejor una más que una menos - asegura, removiendo sus cortos mechones -. Si fuese maga te curaría, pero no por mí sino por ti. Yo te amo tal y como eres, y si la genética se puso cabezona hace ya - comenta, mirando su reloj -. Más de treinta años, pues qué le vamos ha hacer.
- Eres demasiado comprensiva - asegura, dándole un escueto beso, sus ojos brillando por las lágrimas no derramadas. 
- No, solo una persona enamorada - dice -. Y, aunque no te lo creas, eres mi alegría, diabético o no. sé que dudas, amor, pero si tus pensamientos te confunden escucha mi voz entonces: TE QUIERO.
La pareja, nariz contra nariz, en la cama del hospital se miran y sonríen.
Ad Calendas Graecas, pensaba ella, observando como brillaban los ojos de su pareja. No imaginaba, jamás llegaría el día que dejara de amarlo aunque sus caminos se separasen. Cogiendo una de sus manos besó sus nudillos.
- Hay que cambiar el mes, que empieza Mayo. Y ya sabes: marzo ventoso y abril lluvioso hacen del mayo florido y hermoso.
- Con el cambio climático no sé yo...
- Cállate, soso. Menos mal que no me afecta tu completa falta de imaginación, ya la pongo yo por los dos.
- No me falta imaginación, es que a ti te sobra, Campanilla. 
Ella rio ante la broma. Algunos podían creer que se lo decía a malas pero su sonrisa picarona dejaba claro que disfrutaba de las cualidades de su prometida, no en vano se había enamorado de ella.
- Te he traído un regalo.
- Conociéndote seguro que es chocolate. 
- No, ese ya me lo he comido por el camino, la parte buena de tu enfermedad: más choco para mí, muajajajaja. 
Burlándose de los manierismos, cogió el plano paquete y lo abrió, era un calendario pero que emmpezaba el día de su cumpleaños y estaba hecho por su prometida, los feos dibujos la delataban. 
- ¿Un calendario? 
- Un calendario especial, echamos cuentas desde tu cumpleaños, que le zurzan a las uvas. Y no comentes nada de los dibujos, son preciosos - añadió, con una sonrisa que no admitía réplica. 
- Tú sí que eres preciosa - sonrió, acariciándola -. Tus dibujos no tanto.
Entre risas ella respondió con un golpe de su cojín.