Nada más atravesar la puerta, quedé fascinado por el indescriptible colorido que había en el interior. A pesar de que la iluminación era muy tenue, el contraste de lomos rojos, verdes, amarillos y azules, distribuidos en estanterías de madera de caoba, oscurecida por el paso de los años, generaban, a primera vista, una ilusión óptica que parecía trasladarte hasta los más bellos recuerdos de la infancia.
La librería estaba especializada en libros clásicos y sus estantes albergaban varias decenas de miles de ejemplares de diversas materias. Deslicé mis dedos por los los cantos desgastados de la hilera de tomos que tenía ante mis ojos y tomé uno al azar. Soplé el polvo que envolvía sus cubiertas, hasta que pude distinguir en su portada el texto: “El siguiente paso de mi vida”.
Pasé media docena de páginas sin detenerme y, cuando llegué a la séptima, la leí con detenimiento. El texto describía, al detalle, uno de los días más bonitos de mi vida: el día de mi boda. Continué pasando páginas hasta encontrar la fecha de aquel día. En ella, pude leer de qué manera había encontrado el libro y cómo me había aventurado a adentrarme en él. En mi subconsciente, una voz insistía en que cerrara aquel volumen y lo dejara de nuevo en su sitio. Sin embargo, mi curiosidad superaba con creces la sensación de riesgo que percibía y avancé una página más. Ahí encontré el detalle de lo que me iba a suceder al día siguiente. La siguiente página estaba en blanco. Cuando apenas restaban un par de líneas para terminar de leer el contenido de aquella última página, pude observar cómo empezaban a aparecer nuevas palabras a continuación de las ya escritas. ¿De verdad aquel libro se iba escribiendo sobre la marcha?
Me ha encantado, enhorabuena.
Saludos Insurgentes.