«EREs parte de mi Vida»

Cuando abrí el mensaje me tomé unos segundos para procesar la información, aunque lo había entendido perfectamente. No albergué ningún tipo de sentimiento en aquel momento, bloqueé el móvil y me recosté sobre la silla. Paradójicomente no pensaba en lo que iba a perder de cara al futuro, sino en lo que había perdido en lo que, era ya, un pasado ireemplazable. Cuántas horas malgastadas esperando reconocimientos, ascensos,... Pero, ¿y tú?. ¿Dónde habías quedado detrás de todo aquello?
- Acompáñame... 
Acompáñame, me decías una y otra vez, pero yo no creía en tus ideas, en tu forma de ver la vida, de VIVIRLA en mayúsculas como tú decías.No te dabas cuenta de que al hacerme partícipe de esa vida no hacías más que obligarme a participar de tu sueño y renunciar al mío. - Acompáñame... Acompáñame, me susurrabas días antes de que te marcharas y no me diera cuenta de que el verdadero futuro, el nuestro, se alejaba cada vez más. Mientras tanto los informes se apilaban en la mesa, las horas extras se acumulaban en mi vida y durante solo un segundo mi corazón se paró al saber que despegabas. Poco he sabido de tí desde entonces, algún escueto email felicitando fiestas que he leído rápidamente entre reunión y reunión. Aunque tengo que reconocer que a veces, cuando me siento sola te he buscado en redes, sé que tú no lo estás y aunque la envidio, te hará más feliz que yo. Se la ve despreocupada y feliz, se la ve viviendo la VIDA como tu querías. Mientras pienso en ti y en lo que he perdido, vuelvo a lo que tengo. Un escueto mensaje que me recuerda que ahora estoy fuera del que fuera el ridículo sueño de mi vida y del que debiera haberlo sido.