«Esta es una historia de (des)amor»

Lo más doloroso de nuestra historia no fue lo que sucedió, si no lo que pudo llegar a ser.
La vivacidad de mi imaginación desarrolló maravillosos escenarios, llenos de color y calidez en los que yo te quería; y más sorprendente aún, tú me querías a mí también.
Pero supongo que no tuve la capacidad de proyección suficiente, como dicta El Secreto. Que pensarte mío no fue suficiente, que se necesitaba mucho más. ¿El qué? No lo sé, la verdad. Quizás escribiendo esto logre hallar con que rellenar los huecos vacíos que nos quedan -¿quedaban?-. 
Nos preparan toda una vida para la llegada del amor puro y verdadero, ese que eclipsará a todos los demás y con el cuál viviremos apasionadas noches de verano disneynianas. Igual sería un buen momento para plantearse que deberíamos educar para algo mucho más duro y infinitamente más casual: el desamor. Te romperán el corazón mil veces, tú harás del corazón de otros una piñata.
Algunos buscan reemplazar la relación de forma frenética sin mucho miramiento, otros comienzan hobbies que dejarán al poco tiempo (¿Aquayoga? Suena a justo lo que necesito, ¡apúntame!) y los más desgraciados... ay, esos vuelcan su desazón en una hoja de papel.
De todas formas, si estáis aquí aún es porque os sentís identificados conmigo, o porque os gusta regodearos en la miseria ajena.... por lo que yo me siento identificada con vosotros. Bienvenidos.
Esta es una historia de (des)amor.