y con ellas la decadencia,
finalizó don Verano y sus emociones,
allá voy, soy don Otoño, pura inconsciencia.
La hojarasca seca inunda el camino,
cubriendo la inmensidad,
el viento sur es un remolino,
calor otoñal con intensidad.
Sopla el viento sur, arrasando,
los días van pasando,
la locura está acechando,
pronto la lluvia inundando.
Los montes cobran luminosidad,
árboles de diferentes colores,
hojas secas hasta la saciedad,
ramajes frondosos y soñadores.
Soñador como un servidor,
que se mete en la cama para no dormir,
soy don Otoño vividor,
abandoné el verano para no sucumbir.
Te busco entre las aguas cristalinas,
de ese río frío y caudaloso,
no hayo respuestas fidedignas,
el día es asombroso.
Nubes negras de algodón,
la tormenta está cercana,
los rayos resplandecientes son,
truenos ruidosos, como Buñuel y su Viridiana.
Los castaños están rebosantes,
de castañas se tiñen las camberas,
las gentes exultantes,
van con su mandil las castañeras.
La leña arde, el frío aprieta,
avanzo hacia el invierno,
luz del candil somnolienta,
como el fuego del infierno.
Las chimeneas vierten su vómito de humo,
paisajes tristes del Vincent van Gogh más gris,
aire que yo consumo,
holandés pobre y errante, desapareció en un tris.
Al frío más intenso voy llegando,
don Invierno está asomando,
Yo, me estoy apagando,
el cielo, nieve está vomitando.
Ya no hay hojas secas en el camino,
presencia de nieve, sinónimo de frío,
caminante, tu caminar es cansino,
se está congelando el río.
Te mentiría si te dijera, que me quedo,
me voy para no volver,
reconozco que me invade el miedo,
a punto estoy de enloquecer.
Volveré en tres estaciones,
porque la cuarta soy yo y mis intenciones,
invierno no te emociones,
pronto llegará primavera y sus sensaciones.
Hojas secas al caer,
me han de distraer.