Mariam Romero

«Km 0»

665 palabras
5 minutos
1 lecturas
Tras dar unos tres mil pasos más de lo que me esperaba, y tras haberlo hecho sin esa ilusión que había sido mi fiel compañera, llegué
Mientras caminaba por el lado de la carretera, un apartado casi minúsculo de piedras, en el que los coches pasan a tu lado sin inmutarse como si fueras un bicho tal cual del paisaje, un transeúnte cualquiera..... sintiéndome una de tantas personas que habían hecho ese mismo recorrido , seguramente a la misma hora , el mismo día de cualquier otro año, con el mismo objetivo; llegar y observar, llegar y sentir, llegar
He tenido algunos momentos en la vida en los que me he querido tapar los ojos ( ya sea viendo algo violento, de miedo, por vergüenza ) o en los que he pensado que nos falta panorámica para visualizar todo y hacer una buena captura para nuestra memoria , en la que la cámara del móvil es solo la suplente de nuestra mente, y sabemos que nunca podrá hacer el trabajo tan bien como ella, porque si, las fotos del móvil siempre estarán ahí, pero las imágenes de nuestra mente, también.. y en esos momentos conscientes, he querido fabricarme buenos recuerdos, aunque bueno, hechos ya están, es solo observarlos e intentar traspasarlos con la misma belleza e intensidad que percibes en ese momento....observar todo, a cámara lenta, dejar que mis ojos vieran hasta el último detalle, que mi piel fuera acariciada por el viento, descubrir el olor característico del lugar, fuera cual fuera. Mi objetivo era fundirme, sentirme parte del el y pensar que todo lo había hecho por algo, que había encontrado el sentido de todo o al menos de algunas cosas, y que me sentiría parte de algo, como si hubiera encontrado la pieza del puzle que me faltaba, o que se yo.... algo, no esperaba que se me encendiera la bombilla, pero si al menos ese chispeo de luz, como cuando esta una bombilla fundida ( véase aquí la desesperación por querer arrojar luz a mi vida )
Baje unas escaleras a las que daba entrada un chaval con gafas de sol sonriente más que acostumbrado a ese entorno, en cuanto baje por las escasas escaleras, llegue al punto, lleno de rocas, personas impacientes por mirar y sobre todo por hacerse la famosa foto....yo me senté en una roca aparentemente cómoda y lisa en la que podía sentarme y dejar aparcada mi mochila, la física y mental
Toda la gente se ponía en el mismo punto para hacer la foto, unos posaban, otros miraban y otros esperaban.... yo no hacia ninguna de esas cosas salvo mirar e intentar que no me interrumpieran en mis pensamientos y en intentar sentir...que difícil puede ser a veces. Es como la sensación de cuanto más persigues algo más se aleja.
 Al cabo de un rato me acostumbre a los turistas que bajaban hasta ahí para hacerse la foto y volver a irse, yo seguía ahí sentada en mi roca,  que era mi pequeño chaise longue , sin esperar foto
Tras observar a esas personas deseosas de tener esa foto, me pregunte si estaban dejando tiempo suficiente para sentirse en aquel lugar, en el que me di cuenta q no tenia un olor peculiar, era como...neutro
Sentí como si poco a poco me desprendiera de mi, de lo que creía que era importante, de lo que no, de lo que esperaba
Creo que me sentí un poco apátrida, esa palabra que tantas veces había leído y me había gustado, alguien que no tiene sitio ni lugar en el mundo, alguien al que no lo esperan en ningún sitio ( bueno, me esperaba mi gato en casa )
Digamos que era liberador a la par que desesperación, una mezcla de melancolía y vacío, como si hubiera barrido todo lo que albergaba dentro de mi y lo hubiera dejado en un rincón...
No sabría decir si era vacio, o que estaba llena de espacios libres , para lo que yo quisiera, y eso también me daba vértigo
Era la única responsable de mi felicidad 



a7699c02d6863567b9e6d0681fa997921136b5e5.jpg
Mariam Romero
Buscando las palabras exactas
Miembro desde hace 2 años.
3 historias publicadas.

Para dejar un comentario, inicie sesión
No hay comentarios en esta publicación.
No hay coincidencias
Recompensa
+ XP
Acumulas XP y estás en nivel
¡Gracias!