Paso por aquí a diario y nunca me había fijado, con tanto detalle, en lo curiosa y caprichosa que es la naturaleza; quizá sea una metáfora de la vida real sobre el comportamiento de los humanos.
Una avenida repleta de árboles de orquídeas, tintando de tonos blancos y rosas las calles y aquí está él, un platanero de sobra más robusto y grande intentado destacar sobre el resto. Cuántas veces me habré sentado justo aquí, apoyando mi espalda sobre su poderoso tronco sin haber si quiera parado a pensar qué hace un árbol así irrumpiendo entre la belleza del resto de la arboleda.
Ahora mi mente sólo puede pensar una cosa, la aparente fortaleza y grandeza de quien quiere destacar por encima de los demás nunca hará sombra a la fragilidad y la belleza de quienes tiene alrededor.