Antes de la hoguera
El flequillo que llevo sin cortarme desde hace varias semanas, porque él me dijo que me hacía ver más risueña, oculta mis llorosos ojos. Las fotos que inmortalizan los momentos que vivimos juntos, están arrugadas en mi mano. Y la bufanda que me regaló cuando le revelé mi identidad, cuelga de mi cuello.
Tengo que alejarme de él. Hacerle creer que no me importa. Porque si no consigo detener el verano, moriré, y la maldición que me une a la magia conseguirá que él lo haga conmigo.
Lanzo las fotos y la bufanda a las llamas.
“Soy la reina del hielo. La mujer más poderosa sobre Alaska” me digo una y otra vez, mientras veo como las llamas hacen que las fotos y la bufanda desaparezcan. Acto seguido, me corto el pelo a trasquilones gracias al reflejo que el hielo de Alaska me devuelve. Supongo que él ya no me verá más, y no podrá decir lo risueña que me veo.
Después de la hoguera
Está todo listo. Aunque el hechizo debe continuar, yo debo impedirlo.
Soy la reina del hielo. La mujer más poderosa sobre Alaska.
Lo hago por él.
Pero el aquelarre puede conmigo.