Así que al redactor jefe de la revista donde trabajo pensó que sería buena idea hacer un reportaje de todo este tema, tan apasionante para algunos y tan inexistente para mí.
Me tocó a mi el trabajo, me entregaron el billete de ida y vuelta en cuatro días para visitar un pueblo llamado: Pontedeume, recojer toda la información que pudiera y presentar un buen artículo para el siguiente número.
Tuve que admitirlo, los días volaron allí, me encontré tan cómoda como en mi propia casa, las personas que entrevisté fueron el colmo de la amabilidad, y conseguí información para escribir una enciclopedia completa de la A hasta la Z, con toda clase de historias y leyendas sobre brujas.
El tren salía a las 21:45, me daba tiempo de visitar algún monumento.
Cuando llegué al andén el tren ya no estaba.
Con mi desesperación y mi mochila me senté en un banco del andén.
No sé cuánto tiempo pasó, pero al mirar a mi izquierda descubrí a una mujer con el pelo rojo y vestiduras negra, me miró, sonrió y se me acercó.
- Disculpa, esperas a alguien?
-si, al tren, pero no creo que vuelva.
Se sentó a mi lado y sin preguntarme nada le solté a bocajarro mi situación.
- Si quieres, yo te puedo llevar
Desde entonces mi punto de vista sobre este tema ha cambiado muchísimo ... Ah! Y os puedo asegurar que es una forma de viajar divertidísima.
Pontedeume, lo conozco y es precioso.
Me ha encantado!
Enhorabuena
Saludos Insurgentes
Dato de color, por aquí decimos “las brujas no existen, pero que las hay, las hay”