Escribo estas líneas sin saber a dónde me llevarán cuando la cuenta atrás finalice. Creo que es la primera vez que me planto frente al teclado sin saber qué contar, aunque reconozco que han sido numerosas las ocasiones en las que sí sabía qué decir pero no encontraba la forma de hacerlo. Ahora me ocurre justo lo contrario: no saber qué compartir teniendo medios para hacerlo.
Levanto la vista del ordenador para tratar de buscar esa inspiración que ahora me hace falta pero no veo nada a mi alrededor que me motive lo suficiente para centrarme en ello. ¿Dónde se ha metido mi musa hoy? Tal vez esté atrapada en mitad del atasco que se ve desde mi ventana. Ni siquiera sabría que hay uno si no fuera por las sirenas que llamaron mi atención justo antes de iniciar este ejercicio; desde que abrieron el nuevo parque de bomberos, ese singular sonido hace que muchos abandonemos nuestros quehaceres y nos asomemos a la ventana a curiosear.
El tráfico continúa parado y no sé si el sonido incesante de las sirenas está relacionado con ello o no. Solo espero que mi musa esté bien y venga a llamar a mi puerta cuando el tráfico se reanude.