«Dónde tenemos que estar»

Me ha dicho mi hija que aquí es donde tenemos que estar, que este es nuestro sitio y no la cocina. Pero, ya me dirás tú a mí, ¿Quién le va a preparar la comida a su padre? Porque las lentejas no se hacen solas. Claro, ella con decir que se lo haga él tiene bastante. Bueno, vamos a ver qué pasa con todo este barullo.... ¿Y ahora esos gritos? Uy madre mía!!! Un momento... Sí, mira en eso tienen razón. Ya está bien de tener que estar a las órdenes del hombre y encima cobrando menos o no pudiendo subir a los puestos altos, muy bien!! Mira tú... Me van a convencer al final. ¡Más gritos! A ver qué dicen ahora. Pues también es cierto. No se están muriendo, las matan que no es igual.
- Oye hija
-Dime mamá
- Ahora ¿ No vendrán los guardias a echarnos de aquí a palos?
-No mamá, tranquila. Cuando la manifestación llegue a la plaza leerán un manifiesto y nos vamos.
-¿Un qué?
- Los motivos por los que nos estamos manifestando
- Porque somos mujeres ¿No?
- Y porque queremos tener igualdad
-Ahh!! Vale. Igualdad...
Venga, ¿ya ha terminado de leer? Pues pa casa 
- Sí mamá ya nos vamos ¿Qué te ha parecido todo esto?
-Pues muy escandalosas pero tienen razón. Lo que no me ha gustado mucho es que no hubiera casi hombres.
-Sí los había. Estaban atrás porque hoy es nuestro día, pero faltan muchos. Unos por vergüenza y otros por desinformación.
-¡Pues el año que viene me traigo a tu padre!
-Muy bien harás. Bueno, yo me voy a comer con las compañeras. Llámame esta noche.
Esa llamada la realizó un psicólogo para explicarle a su hija que nuestra protagonista fue asesinada a golpes por su marido porque no tenía la comida lista.
Esta historia no es cierta, esta historia no es verdad. Pero, muy tristemente, es la realidad de muchas mujeres. Aún queda mucho por hacer. Aún queda mucho para la igualdad.