❤️ Cuenta la historia de alguien que trata de decidir entre el trabajo de sus sueños y el amor de su vida.
La mujer revisó el documento con atención. Se reclinó hacia atrás y alzó las cejas. Asintió lentamente mientras dejaba el papel en la mesa.- Un currículum excelente.Pablo dibujó media sonrisa. Sus ojos se mantuvieron fríos.- Apenas tengo experiencia.- Ya lo veo. Pero he revisado sus proyectos anteriores, tiene talento. No se preocupe, sus compañeros le ayudarán a ponerse al día.- Aún no he dicho que sí.La entrevistadora sonrió con serenidad.- De acuerdo. Supongo que querrá conocer las condiciones del puesto para poder decidir – le tendió unos folletos -. Le proporcionaremos alojamiento en Noruega durante los cinco años, estará muy cerca del laboratorio. El salario anual es el siguiente.Escribió una cifra que pareció sorprender al joven. Ambos sabían que era una gran oportunidad. Pablo se mantuvo pensativo.El teléfono del chico sonó. Miró rápidamente la pantalla y se le escapó una sonrisa.Fue ella quien rompió el silencio.- Ha trabajado duro durante muchos años, su formación así lo avala. Es la persona que necesitamos. Piénselo detenidamente, ¿de acuerdo?Pablo asintió, le tendió la mano en señal de despedida y salió del despacho.De camino a casa pasó por una pastelería. Quería comprar unos dulces para la hija de Marta. Aquella semana le tocaba estar con ellos y le apetecía tener un detalle con la pequeña. Eligió una tarta de crema con frutas por encima. Pagó en efectivo, y del cambio que le dio la dependienta, cogió una moneda.- Cara, me voy. Cruz, me quedo.Lanzó la moneda. Dio tres vueltas en el aire y cayó en la palma de su mano. Cara.Pablo se quedó congelado. Miró a ambos lados de la calle, como asegurándose de que nadie le viera. Giró la moneda y por fin sintió alivio.