«Nunca dije que fuera perfecto»

Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así, ¿y qué pasa?, nunca dije que fuera perfecto.

Ahí estaba ella, salió de entre el vapor de humo, electrizante, y cuando bajo las escaleras...

¡Dios como olvidarlo!

Me magnetizo verla bailar subida en aquel aro colgado del techo, una pirueta detrás de otra, su cuerpo frágil en constante movimiento, desafiando a la gravedad.

Ya había perdido antes de jugar, ya había olvidado por qué estaba en aquel garito de mala muerte.

Fue cuando llegó Gary, que lo entendí todo, los clanes no se reunían por gusto, lo tenían todo planeado.

Ser un Ventrue era un signo de poder, pero la belleza era una de nuestras mayores debilidades.

Y aquí estoy, atrapado, lapidado, esperando que pasen los siglos y vuelvan a abrir esta caja enterrada en este sótano.

¡La maldita perra me sedujo y me trajo hasta aquí!

He de decir que no deje ni una gota de su sangre, y que quizás, su dueño se cabreara un poco, y que tal vez no había ningún complot contra mí, pero como dije al principio nunca dije que fuera perfecto.