Olivia pinta emociones - Puri Escuredo
Puri Escuredo

«Olivia pinta emociones»

481 palabras
4 minutos
5 lecturas
Escribe un relato de realismo mágico

Olivia no era rara, no lo era para una familia acostumbrada a hablar con los muertos. Los muertos o lo que sea. A ellos no les gustaba llamarlos así. Eran entes, seres, almas, aires que vivían entre y con la familia.

Era normal escuchar ruidos de pisadas, puertas que se abrían y se cerraban, ropa fuera del armario, luces que parecían intentar enviar algún mensaje en código subiendo y bajando de intensidad. Era todo normal para Olivia; desde que nació vivió con esas energías rodeándola. Ella, además, hablaba con alguno de ellos. La chica interpretaba lo que le contaban tanto con la pintura como con la música. Veía mucho más allá. Aquellos entes, sentían y se expresaban a través de Olivia.

La primera exposición de los cuadros de Olivia fue un gran éxito. Nadie sabía explicar la razón de los cambios en las emociones que provocaban las obras de la chica. 

Gente que venía cabreada y estresada de sus trabajos, acababan llorando de risa delante de una pintura azul salpicada de tonos amarillos centelleando por aquí y por allí haciendo aparecer auras verdes. Sus panzas apretadas de angustia y rabia, acababan sueltas de las vibraciones de la risa. Esa pintura se la dictaron los bisabuelos Santos y Manuel que se pusieron a contar chistes una tarde de verano, como cuando ellos lo hacían mientras recogían la hierba en los campos.

Parejas desconocidas que coincidían delante de la pintura púrpura, con destellos dorados y una gasa revoloteando por todo el cuadro, curvada y envolvente acababan con un calentón importante, rojas y acaloradas, abrazándose y frotándose. Ese cuadro se lo susurró la tatarabuela Julia que una noche le contó lo que las mujeres se contaban entre ella mientras lavaban la ropa en el río, cuando las dejaban a solas y a sus anchas.

La creatividad de Olivia la hizo famosa. Mucha gente le pedía ayuda, le rogaban que les enseñara a pintar de esa manera. Pero Olivia no sabía cómo lo hacía, simplemente transcribía lo que le contaban. Tampoco repetía las pinturas; no funcionaba cuando las intentaba imitar, ya no brillaban igual.

Un hombre rico, muy rico, se emperró en que pintara una obra para él, algo único y original. Se la llevó a su casa, le compró el lienzo más caro y las pinturas más exclusivas. La instaló en la habitación más luminosa y con mejores vistas de la mansión.

Olivia se despertó cada noche de madrugada durante una semana entera y pintó y pintó. El resultado fue algo oscuro, una especie de descenso a los infiernos de Dante, triste y dramático.

Cuando estuvo acabada, el hombre rico miró la obra durante mucho rato sin decir nada. Al fin, con una inmensa pena en la voz le preguntó quién le había descrito aquel horror, a lo que Olivia contestó «las almas de los esclavos sobre los que tus antepasados construyeron tu imperio».

Puri Escuredo
Nacida en Bilbao en 1970. Casi nada, tengo más de medio siglo encima, debajo y por los lados. Hija…
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16 historias publicadas.

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Mila Clemente
04 abr, 18:58 h
Puri, me ha encantado. Una historia muy interesante y muy bien explicada. Un saludo.
Puri Escuredo
04 abr, 19:21 h
Gracias Mila :-)
elinsurgentecalleja
07 abr, 23:46 h
Descriptivo y con gran originalidad.
Giros constantes con uno final crucial y contundente.
Me ha encantado compañera!
Saludos Insurgentes
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