Nunca lo leerás, estoy segura. Es más, haré lo posible porque nunca lo hagas. Es absurdo seguir imaginando que algún día volveremos a vernos en la parada de autobús debajo de tu casa.Ya no habrá más despedidas eternas entre las sábanas, ni besos por zonas de mi piel que recobraron su sensibilidad desde que fuiste magia.Sigues siéndolo, pero no a mi lado.No es momento de buscar culpables que han estado ocultos durante tanto tiempo. Las escusas y la desgana terminaron por escoltar algo que no vimos hasta que explotó en nuestra cara.Ya no busco disculpas, ni razones. Simplemente intento liberar mi alma de angustia, porque el hecho de saber que jamás sabrás que sigo pensando en ti hasta en mis últimos momentos, me destroza. Aunque lo que de verdad me desconsuela es no saberlo al contrario.¿Hubiésemos tenido futuro? ¿Pasearíamos por la avenida principal de la mano, hasta que el paso del tiempo nos borrase la memoria sobre el otro? ¿Hubiera tenido sentido el ‘hasta que la muerte nos separe’ que un día pronunciamos?Mi eterno amor, el único, nunca podremos contestar estas preguntas. Pero me las llevo, las guardaré con mimo, para cuando vuelva a verte y vuelva a coger tu mano, esperando tu sonrisa y tus ojos brillantes, llenos de ternura.Nunca lo leerás. Ahora sí que estoy segurísima. Es mi último intento de reconciliarnos sin que tú lo sepas. Mi diario acaba aquí, contigo, al igual que lo empecé y del mismo modo que has movido mi vida, sin que tuvieses idea del amor que te he profesado siempre.