Hoy no es un día cualquiera.
Me siento muy motivado.
Retomaré mi novela
después de haber trabajado.
Miles de ideas me vienen
en un tris a mi cabeza.
Siento el corazón vibrar
al teclearlas en mi testa.
¡Dios mío, que nerviosismo!
¡Necesito escribir ya!
Pero como pasa siempre,
tarda el sistema en cargar.
Al fin la máquina enciende,
sin saber que el mal se acerca.
Mis ideas ya no están.
Se han ido por peteneras.
¿Estaba el sol o la luna?
¿Dónde pasaba la acción?
Me siento vacío ahora mismo.
¿Dónde estás, inspiración?
Pues nada, nada y más nada.
Mis dedos quietos, no escriben.
La pantalla sigue blanca
en lugar de haber un crimen.
Cinco minutos me faltan
para acudir a una cita,
pero una idea se asoma
y vuelvo a atisbar la cima.
Sólo cuatro me harán falta.
Seguro que seré puntual.
Si se trata de escritura,
la mía es de tipo casual.
Embriagado me encuentro,
mas siete horas he gastado.
Gané al maldito bloqueo,
pero a costa de mi amado.
Sabía antes de llegar al final, que los cuatro minutos serían horas, je, je, je.
Uno sabe cuándo empieza a escribir, pero no cuando acaba.
Un placer volver a leerte por éstos lares.
Saludos Insurgentes
La de veces que habré faltado a cosas porque la inspiración me ha llegado en el momento menos indicado... 🤣