«Rodeada»

Desperté a las nueve de la noche, cuando los jóvenes con sus vasos en la mano comenzaron a rodearme. Arranca la noche de San Juan. Donde la gente se deshace de sus malos recuerdos, lanzándomelo en forma de papel para que yo me encargue de hacerlos desaparecer. 
Otro año más hacen que mis llamas resuciten y me recargue de buena energía, pues debo terminar con los muebles viejos que las personas retiran para renovar parte de sus vidas.
Hombres, mujeres y niños bailan a mi alrededor mientras se divierten avivando mis llamas. Beben y comen felices rodeándome de amor, risas y sueños.
Ya avanzada la noche, mi energía se va agotando y comienzo a extinguirme, sin embargo, todos me despiden alegres saltando sobre mí de un lado a otro. Es un momento que me causa temor, pues mis restos son los culpables de muchas quemaduras en años anteriores. Aunque este año ha sido diferente, algo ha debido de pasar en mi ausencia pues he percibido un exceso de regocijo y deseo en sus miradas. Y me he podido marchar sin incidentes alguno, además de comenzar un sueño profundo y convertir los malos recuerdos de mis aliados en nuevas ilusiones y esperanzas.